Julio César Pineda: Vladimir Putin: El impacto de lo improbable

Vladimir Putin, el actual presidente de Rusia y quien por decreto inició el conflicto militar con Ucrania, pudiera caer en la metáfora del Cisne Negro si se hace realidad lo señalado por el experto ruso Valery Solovei, cuando señaló que el líder sufre de cáncer y Parkinson. Sus presentaciones al público y en la televisión son cada vez más reducidas. Fiona Hill especialista occidental recientemente afirmaba “Putin no se ve tan bien, se le observa bastante hinchado con movimientos torpes y con problemas de espalda”. Putin es el presidente europeo más antiguo en el ejercicio del poder el cual lo ejerce desde 1999 y podría estar de acuerdo a la reforma constitucional que el impulsó hasta el 2036.

El Universal / jcpineda01@gmail.com

En Rusia ante el fracaso político, se ha recurrido en varias oportunidades a apartar del poder bajo el tema de la enfermedad a quienes son incomodos, sea la misma real o no; así ocurrió con Nikita Kruschev cuando lo obligaron a declararse enfermo y alejarse a la vida privada.

En el caso de Putin si lo de la enfermedad es real, nos obliga a una reflexión que hiciésemos hace algunos años recordando el tema de la Enfermedad y el Poder, descrita extraordinariamente bien por David Owens cuando nos referíamos al cáncer del presidente Chávez y a los problemas de salud de Napoleón en la batalla de Waterloo que cerró su fin y la cual no pudo dirigir por su enfermedad.

Estas reflexiones las publicamos después de asistir a la obra teatral del venezolano Javier Vidal “Diógenes Escalante y las Camisas Voladoras”, en la que se narra el épico suceso que afectó a un hombre que parecía hacer posible el milagro de unir al agua y al aceite en la política venezolana. Un hecho histórico envuelto en tonos de drama y tragedia, que se caracterizó por el descubrimiento de su padecimiento de una particular enfermedad que lo dejó fuera del poder a escasas horas de llegar a la Presidencia de la República. Tal como lo reseñó Simón Alberto Consalvi en una de sus colaboraciones dominicales de El Nacional en julio de 2011, este hecho desató los demonios de la política de esa época.

Tomando como referencia al Emperador de Francia, Napoleón Bonaparte, y al expresidente venezolano, Hugo Chávez Frías, cada uno en su momento, en su lugar y en sus circunstancias, nos permitimos desarrollar algunas ideas sobre sus enfermedades y el impacto de las mismas en especiales situaciones que tal como en el caso del embajador Escalante, desataron completamente los demonios políticos de sus tiempos. Todo ello dentro del cuadro de la denominada teoría de El Cisne Negro, recogida en el Best Seller del mismo nombre de Nassim Nicholas Taleb, escritor libanés-americano y filósofo de las ciencias del azar, preocupado por los vínculos entre la epistemología y la ciencia de lo incierto. 

En el Cisne Negro se describen eventos aleatorios altamente improbables que tienen un impacto enorme por ser imposibles de prever y que, una vez ocurridos, tratamos siempre de encontrarles una explicación racional, muchas veces difícil de hallar. Bonaparte y Chávez, Y AHORA PODRÌA OCURRIR, si es cierta la enfermedad del presidente Putin, en los escenarios de los que hacían referencia el poeta persa Omar Khayyam, han sido como lo somos todos, piezas del ajedrez que el Dios eterno juega con total conocimiento en su visión unilineal del pasado y del futuro; pero los hombres ignoran la finitud de su existencia, donde situaciones especiales pueden alterar su destino personal y colectivo.

Para Napoleón Bonaparte, una enfermedad muy particular y la manifestación de la misma en su momento, significó su derrota en la Batalla de Waterloo el día 18 de junio de 1815. Batalla que cambió la historia de su vida, la de Francia y la del mundo de su época. Para el expresidente venezolano, su sorpresivo cáncer constituyó también una circunstancia no esperada e impredecible que trastocó su vida personal, y que se proyectó en grandes cambios del entorno nacional e internacional, manifestados notablemente en la Venezuela de hoy donde no se ha podido vaticinar claramente el destino de su legado, su llamada Revolución Bolivariana, establecida bajo los lineamientos del Socialismo del Siglo XXI. Si el Presidente Putin por cualquier razón abandona el poder, cambiará la actual dinámica de la realidad rusa y europea.

El impacto de lo altamente improbable constituye el núcleo de la reflexión del autor libanés estadounidense en su libro El Cisne Negro, donde señala una nueva dimensión del pensamiento y de la percepción de la realidad, fundamentada en el azar con consecuencias importantes e impensables para la persona y la sociedad. Particularmente cuando se trata de líderes mesiánicos quienes se creen designados para cambiar la historia.

Los Cisnes Negros no solo se presentan generando situaciones negativas, también pueden aparecer como preludio de acontecimientos extraordinarios; en ese sentido recordamos a la Primavera Árabe y a la Caída del Muro de Berlín, hechos impensables en su tiempo pero que ocurrieron para cambiar la historia.

Debemos concluir que la vida está signada por el imperativo de lo imprevisible y que la historia está compuesta por hechos y por personas donde el azar juega un papel muy importante. La política a diferencia de la economía responde mas a la lógica del póker que a la lógica del ajedrez. Putin ha hecho una jugada y puede ser terrible para él y para Rusia, sin descontar que de llegarse a la estrategia nuclear seria la destrucción mutua asegurada para todos los actores.

No debemos caer en la rusofobia y debemos distinguir entre pueblos y gobiernos cuando se trata de la guerra o de la paz.

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