La Vinotinto está por descubrirse. El partido más importante de esta jornada de Eliminatorias está a una estación, pero la selección está por definirse. Se advirtió en un partido “sin sustancia” frente a Bolivia, sin ser un atajo hacia lo que se avecina. El rival próximo, Uruguay, viene con cuajo, justo lo que busca la Vinotinto de José Peseiro, donde la mayoría de futbolistas aún opositan.
Por: Espectador de Caracas con información de Meridiano.net
Nada que ver con Godín o Suárez, jugadores de suela desgastada que anclan a Uruguay más entronizado de su historia.
¿Tenemos fútbol? Algún arrebato, poca cosa y poco también se puede hacer a más de 3000 metros sobre el nivel del mar, sin preparación ante Bolivia en el partido anterior. Una actuación de garrafón, plana, sin grandes sacudidas hasta un par de órdagos finales de Josef Martínez y Jefferson Savarino.
Un día más para la probeta de José Peseiro, que a siete días del estreno en la Copa América busca lo que tiene Uruguay: una brújula bien definida que apunte al norte.
La Vinotinto aún intenta decodificar –ante las bajas de Yordan Osorio, Yangel Herrera y Salomón Rondón- sus sistemas. La zaga conformada por: Roberto Rosales, Jhon Chancellor, Wilker Ángel y Mikel Villanueva de lateral izquierdo –la posición que siempre inquieta a todos-, no aprobó el examen de Bolivia. Por el medio expuso José Peseiro el trivote que parece repetirá contra Uruguay: Rincón con Moreno y Cásseres: un apeadero sin tránsito ante la baja de Yangel Herrera. Arriba Savarino, Otero y Josef buscarán romper la zaga charrúa.
La Vinotinto aún está por hacer, cosida por aquí y por allá sin que cuadre aún. Le da para competir con tan poco, pero la meta del Mundial todavía es una losa. Le falta soltura y pecho. Hay un cesto notable, queda sellar un equipo, fijar jerarquías. Se ve un andamiaje de un grupo de solistas en busca de su propia partitura.