El advenimiento de Un día de estos, el más reciente libro de Max Römer Pieretti, viene a ser motivo de júbilo por distintas razones.
El Universal / linda.dambrosiom@gmail.com
En primer lugar, siempre es causa de alegría que un compatriota consiga llevar a buen puerto un proyecto, cualquiera que sea. En esta ocasión ha tenido como cómplice a Kalathos Editorial que, ya con cincuenta y cinco volúmenes publicados, ha ido posicionándose entre los sellos españoles y se ha consolidado como referente de la literatura venezolana en el ámbito internacional.
En segundo lugar, Max es una persona que disfruta del respeto y el afecto de cuantos le conocemos. Varias generaciones de comunicadores venezolanos vieron enriquecida su formación por su quehacer y su conocimiento mientras estudiaban en la Universidad Católica Andrés Bello. Otras tantas generaciones de estudiantes españoles se beneficiarán también de su labor educativa en la Universidad Camilo José Cela (Madrid) en donde se desempeña como coordinador de Investigación de la Facultad de Comunicación y Humanidades, y en donde su trayectoria fue reconocida con el Premio a la Excelencia Académica en el año 2021.
Pero, además, tendremos la satisfacción como venezolanos de estar representados por él en la feria del libro de Madrid, una de las más importantes del mundo, este sábado 28 de mayo, en la caseta nº 114 del Parque de El Retiro, por donde también pasarán los escritores venezolanos Asdrúbal Romero y Alejandro Padrón.
¿Por qué Un día de estos? Fue lo único que se me ocurrió preguntarle a Max a propósito de esta publicación. Su respuesta fue breve: “Mira la dedicatoria”. Cuando me remití al libro, comprobé que decía: “A quienes hacen mi vida en abrazos un día de estos u otro, no importa cuando”. Y esa frase resume, en efecto, el espíritu del libro, una colección de reflexiones o anécdotas que se presentan desde la voz de Max, pero tan humanas, tan
entrañables en su cotidianidad, que no hallará el lector dificultad para identificarse con la situación que relatan.
Max ha explicado que la obra constituye “un relato de mi propia vida en postales de texto”. Está dividida en diez capítulos: “Dejar de sentir”, “De sueños y pesadillas”, “De aquellos días”, “A la familia”, “Mirar la brújula y enrumbar hacia otras latitudes”, “Esos días en nosotros”, “Los días con mi esposa”, “Días de picardía”, “Días de contarnos, de llevarnos, de cansancio. Días de estos” y “Los demás días, los de los otros”.
No es esta, sin embargo, la primera experiencia literaria de Max Romer: ya la editorial La Casa Tomada había publicado un libro suyo de poesía y relatos: Amantes en Stand By . Y, como dato curioso, había obtenido por dos años consecutivos (2005 y 2006) premios en el concurso de cartas de amor de Montblanc.
Otros reconocimientos ha recibido este venezolano que le distinguen por su desempeño profesional, es cierto, pero también por su conciencia social. El programa de ecología urbana “Un cariño para mi ciudad” le valió las condecoraciones Diego de Osorio, en su Primera Clase, y la Orden Francisco de Miranda, también en su Primera Clase. Y ha recibido el Premio Municipal de periodismo Cecilio Acosta en 1993 y el Premio Festival de Cine de Mérida en 1990.
Estos textos, de lectura fácil y amena (pero no por ello poco profundos), resultarán también inspiradores en la medida en que se considere que, como menciona el Max, son fruto de “una reflexión desde la cama del hospital sobre la muerte de mis padres, el traslado de país, la gente que nos hace los días y, por supuesto, mi familia vista como un poliedro”.
Celebramos este logro y agradecemos el libro, ágil y entrañable.