Tulio Monsalve: Ómicron o revocatorio o invasión

La pandemia por covid-19, con sus variantes, nos ha cambiado la vida a todos. Es como diría Pedro Grullo: “ha amanecido porque es de día”. Verdad más que sabida.

Lo innegable es que esta peste ha generado más pobreza y mayor desigualdad en nuestro continente. Pero igual o más grave, es que ha transformado nuestra manera de relacionarnos, pues esto de hablar a través de un bozal es toda una condición detestable que desdice de nuestra criolla antropología. Que, además, ha trastocado nuestros hábitos laborales y deberá inevitablemente promover una nueva ley del trabajo. Sumado, igual, a la forma de hacer política y hasta esa amenidad de bailar pegáo. Más otras costumbres, nada deleznables, relacionadas con la vida íntima de los humanos.

Lo saben hasta los políticos, la comunicación con las multitudes es cuanto tuvieron como arma y capital para sobrevivir. Bueno, eso ha cambiado, ya el contacto cercano con las masas de los gobernantes o candidatos se ha desvanecido.

Eso que los epidemiólogos llaman “espacio social” ha puesto una distancia a la cercanía entre humanos, ya los lideres del país no podrán contar con ese recurso para estrechar alianzas, desarrollar empatías y animar votantes. Aquí el ómicron es quien manda.
En parte, esa fue causa del desastre político del revocatorio. Amén de la infantil estrategia unitaria que promovieron los inescrutables G-1 o G2, hoy, G cero.

La falta de la unidad ya la había inculpado Pompeo, jefe de la CIA: “nuestro conflicto ha sido mantener unida a la oposición, ha resultado ser tremendamente difícil”. “Serían más de 40 personas las que se creen que son el legítimo heredero de Maduro”. Allí fracasó estruendosamente.

Deshecho el mantra interino del revocatorio, se ve venir otro desatino: 2024.
Que podrían lograrla, si resuelven sus asuntos, por ejemplo, con un rápido ametrallamiento propio de ladrones por el reparto del botín que proviene de los dineros que Washington regala para tumbar a Maduro.

Aunque, no solo es eso, les queda darle palos a la piñata de Monómeros, o los recursos venezolanos en el exterior usurpados por los corsarios de USA, Colombia y Gran Bretaña para adjudicárselo al gobierno fantasmal.
Dice la ranchera, “4 caminos tiene mi vida”: ómicron, o nos invaden desde las siete bases, o nos amarran en el paquete contra Ucrania, o nos achicharran por chinófilos.

¿Cuál de los 4 será el mejor?

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