Davos asocia dos fenómenos humanos universales, uno -el más valido- haber inspirado a Thomas Mann su novela La montaña mágica, narrativa sobre política, muerte, estética, avaricia y enfermedad de los seres humanos. Y la otra faceta, ser espacio donde anualmente se reúnen los miembros del club del Foro Económico Mundial. Para que se regodeen, como el avariento Tío Mac Pato, y bañen con morocotas y pregunten: “espejito, espejito, ¿quién es el tío mas rico del planeta”?
Asisten los veteranos del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) y explican sus bases de control de la economía, hasta hoy, y como será en los próximos años. De forma que cada uno de sus patronos hagan apuestas en la ruleta financiera del futuro.
Sin embargo, al término de su semana de abjuraciones, un aguafiesta, y más grave que sea Klaus Schwab, fundador de este “selecto club” del jet set financiero, declaró: “me preocupa el riesgo de estallido de una crisis social”. Mas, otra banderilla: “el capitalismo bélico financiero ha entrado en un círculo vicioso que puede durar varios años”.
Obvio, pero debo decirlo, a los ejecutivos y los organizadores no les gusta dejar como fin de fiesta una imagen pesimista sobre las perspectivas inmediatas.
Esto dañaría doblemente su negocio. Pero, en esta ocasión, no pueden evitar transmitir su preocupación, por el hecho de que el peor de los escenarios —una recesión económica, tan grave como la pandemia anterior, anuncia la siguiente plaga, -tras la crisis sanitaria, aún no superada-, por una guerra que Estados Unidos maneja, pero cuya duración, – tercamente alargada con fines indecibles-, tiene serias posibilidades de convertirse en siniestro, peor que la Segunda Guerra Mundial de 80 millones de muertes.
Debido al endurecimiento de las condiciones financieras, subida del dólar, inflación inducida, por escasez de alimentos y energía, que proveían Rusia y Ucrania a Europa, más el frenazo económico de China.
Todos muestran temor a la recesión, que se apoderó de los ejecutivos del Foro de Davos, que suma: avaricia, lujuria y muerte según Thomas Mann, y como decía Valle Inclan, “la avaricia ha arruinado más almas que la extravagancia”. Pero asómbrese del cinismo de los dueños del circo mundial, el discurso final del evento 2022 lo dará el actor cómico Zelinsky. Decía mi abuela Isabel: ”el Señor nos proteja”.
