Sardinas en lata o frescas: cuáles tienen más beneficios para la salud

La sardina es la reina de los pescados azules, imprescindibles en una dieta cardiosaludable dado su contenido en ácidos grasos Omega 3.

Estos lípidos, insertos en sus tejidos musculares, son el componente estrella de sus diversos nutrientes. Entre los meses de julio y noviembre, la sardina fresca es más abundante, tiene mejores cualidades organolépticas y también un contenido en grasa más elevado.

Pero no hay razones para infravalorar la versión enlatada, solo hay que conocer su composición.

La sardina fresca nos lleva al verano y a la playa, al olor de las brasas y a chuparse los dedos, mientras que la versión en lata nos ahorra el cocinado, es económica y en España fácil de encontrar en el supermercado.

Grasa extra en la lataCon la sardina en lata aumentamos el contenido graso (mono y poliinsaturados) que estamos ingiriendo: la proporción omega 6 – omega 3 se invierte en favor de los primeros debido al aceite de la cobertura. Ningún problema siempre que no tengamos problemas con el colesterol. La solución puede ser optar por las versiones en escabeche o al natural.

Otro aspecto a tener en cuenta es su alto contenido en purinas, compuestos químicos que forman el ácido úrico, por lo que las sardinas enlatadas no deben incorporarse a la dieta de las personas que padezcan hiperuricemia (exceso de ácido úrico en la sangre).

Tags

Share this post:

Noticias Recientes

El Espectador de Caracas, Noticias, política, Sucesos en Venezuela