En la actualidad, existe la posibilidad de reemplazar las piezas dentarias perdidas utilizando implantes cigomáticos. Se trata de una alternativa al tratamiento convencional para que los pacientes con poco tejido óseo también puedan obtener resultados estéticos y funcionales.
Por: El Espectador de Caracas con información de Mejor con Salud
Muchas veces, a la hora de colocar un implante convencional, la falta de hueso suficiente para darle soporte es un impedimento para usar este tipo de rehabilitación. En este artículo detallamos esta opción diferente que utiliza un anclaje más profundo.
Sigue leyendo y entérate más sobre esta técnica quirúrgica capaz de devolver la sonrisa perdida.
Anatomía del hueso cigomático
Para comprender mejor la zona de la cara en la que se colocan los implantes cigomáticos es preciso conocer la anatomía de esta área. A continuación, detallamos dónde se encuentra el hueso malar y los senos maxilares, estructuras involucradas en este tipo de intervención quirúrgica.
Las raíces de las piezas dentarias superiores están alojadas en la porción alveolar de los huesos maxilares superiores. Se trata de dos estructuras óseas, una a cada lado del rostro, unidas en el centro de la cara. Los mismos poseen en su interior una cavidad aérea cubierta de mucosa, llamada seno maxilar.
Los senos maxilares, junto con los frontales, etmoidales y esfenoidales forman el conjunto de los senos paranasales. Se trata de 8 cavidades presentes en los huesos, 4 a cada lado, que comunican con las fosas nasales. Cumplen importantes funciones en la respiración y en la fonación.
Los maxilares se articulan con el hueso malar o cigomático hacia atrás y afuera de la cara. Esta estructura conforma un sector de la órbita y constituye la porción ósea del pómulo en la parte más externa del rostro.
¿Qué son los implantes cigomáticos?
Los implantes cigomáticos funcionan de la misma manera que los convencionales, actuando como soporte de una prótesis para sustituir las piezas dentarias perdidas. Así, el paciente puede recuperar su sonrisa y las funciones de la boca.
Se utilizan en aquellos casos en los que colocar un implante común no es posible por la ausencia de hueso suficiente o de calidad que le dé soporte al aditamento.
El implante se coloca de manera diagonal en el hueso cigomático, que es el arco óseo de los pómulos. Por este motivo, tienen una longitud mayor que los convencionales, llegando a medir entre 30 y 55 milímetros. También existe la posibilidad de colocarlos sobre el hueso pterigoideo. La ventaja que tienen estos tejidos óseos es que no se reabsorben, asegurando un anclaje adecuado.
¿Para qué sirven los implantes cigomáticos?
Como ya mencionamos, los implantes cigomáticos son de utilidad en aquellos casos de pacientes que han perdido las piezas dentarias y no tienen una estructura ósea adecuada para dar soporte a los aditamentos convencionales. El hueso puede haberse reabsorbido y no tener la altura suficiente o la calidad no es la conveniente. Otros factores, como la edad, el sexo, las enfermedades óseas o los traumatismos hacen que colocar un implante común no sea posible.
El hueso cigomático es un tejido estable que ofrece una adecuada superficie para la osteointegración de los implantes. De todos modos, dada la complejidad de la intervención y a que es un acto bastante invasivo, en general el uso de esta alternativa quirúrgica se reserva para casos puntuales, cuando otras opciones no son viables. Por ejemplo, para rehabilitaciones completas de la arcada superior tras haber pasado varios años sin dientes y la pérdida de hueso sea extrema.
En qué consiste la intervención
Cuando se hayan agotado las demás opciones de rehabilitación y la colocación de un implante cigomático sea la alternativa más conveniente, es fundamental buscar un profesional capacitado para realizar este tipo de tratamiento. El odontólogo ejecutará las pruebas y estudios necesarios para poder planificar la cirugía de manera personalizada.
La intervención se realiza bajo anestesia local y, en algunos casos, si el paciente lo necesita se complementa con sedación consciente o se realiza directamente anestesia general. Luego se concreta la cirugía en la que se hacen los orificios en el hueso para insertar el implante. Esto se realiza de manera diagonal, utilizando una angulación definida de manera previa por el especialista al planificar la intervención.
Existen diferentes técnicas quirúrgicas para insertar el implante en el hueso cigomático. Algunas atraviesan el seno maxilar para llegar hasta el tejido óseo. Otras, en cambio, son extrasinusales y el aditamento va por fuera del maxilar. Se introduce de manera directa sobre el hueso del pómulo, cubriéndose solo por tejido blando.
La elección del tipo de maniobra quirúrgica a utilizar se hace en función a la anatomía de la zona, las particularidades del seno y tejido óseo circundante y las necesidades del paciente. En algunos casos, incluso, se combina con la colocación de implantes convencionales en zonas donde el hueso maxilar lo permita.
La intervención habilita la colocación inmediata de la prótesis, por lo tanto, el paciente puede irse con su nueva dentadura fija colocada el mismo día de la cirugía. De todos modos, la mayoría de los profesionales prefieren colocar una provisoria hasta que los tejidos terminen de cicatrizar.
Una vez que ha pasado el tiempo de recuperación de los tejidos gingivales y óseos, se coloca la prótesis definitiva fija. Esta devolverá la estética y la función perdida a la cavidad bucal.
Posibles complicaciones de los implantes cigomáticos
Ya adelantamos que la cirugía para la colocación de los implantes cigomáticos es compleja e invasiva. Los aditamentos deben ser introducidos hasta la zona del pómulo con una angulación precisa, en general de manera bilateral.
Por eso es fundamental que la realice un cirujano especialista y con experiencia. El uso de aparatos específicos para la intervención también es esencial.
De todos modos, dada la profundidad de la zona y a la dificultad del proceso quirúrgico, existe el riesgo de que aparezcan algunas de las siguientes complicaciones:
- Inflamación de la zona.
- Dolor.
- Sangrado.
- Sinusitis o rinosinusitis.
- Parestesia del nervio cigomático.
- Periimplantitis.
- Infecciones posoperatorias.
Casos en los que no están recomendados los implantes cigomáticos
Los implantes cigomáticos están reservados solo para casos puntuales en los que no haya otras opciones de tratamiento posible. Por esta razón, no es recomendable que se utilicen cuando se puedan colocar implantes convencionales u otras opciones de rehabilitación.
En casos de pacientes con enfermedades sistémicas, se debe evaluar de manera exhaustiva el estado de salud general antes de proceder a este tipo de procedimientos. Se deben evitar estas cirugías en personas con afecciones descompensadas o no controladas.
En pacientes con diabetes no tratadas o de dificultosa regulación del azúcar, por la hiperglucemia se reduce la osteointegración de los implantes y aumenta el riesgo de infecciones. Los pacientes con problemas hepáticos tienen mayor riesgo de sufrir hemorragias durante y después de la intervención por el déficit en la hemostasia.
Los implantes cigomáticos tampoco deberían utilizarse en pacientes con osteoporosis, fumadores, alcohólicos, que consuman bifosfonatos o sometidos a radiaciones en la zona de cabeza y cuello. Pues estos factores podrían complicar la rehabilitación bucal y llevar al fracaso de la intervención.
Cuando no quedan otras opciones
Los implantes cigomáticos son una opción adecuada para recuperar una sonrisa bonita y funcional cuando la pérdida de hueso maxilar no permite otras formas de rehabilitación. Y si bien se trata de una cirugía invasiva y complicada, si la realizan manos experimentadas las posibilidades de éxito son altas.
La estructura ósea del cigomático brinda la estabilidad y el sostén que necesita el implante para soportar la prótesis fija. Es así que con esta técnica es posible mejorar la calidad de vida del paciente y devolverle su sonrisa.