¿Qué podemos hacer para superar el resentimiento?

Ser incapaz de estar en la misma habitación o compartir un evento familiar con nuestra ex pareja; dejar de hablar con un ser querido porque se olvidó de saludarnos para un cumpleaños… superar el resentimiento no es algo que se resuelva de modo automático, sino que requiere de un gran trabajo.

Por: El Espectador de Caracas con información de Mejor con Salud

Estas escenas cotidianas esconden un enorme gasto emocional. Y es que no ser capaces de perdonar acarrea malestar y esconde complejidad para quien lo vive. ¿Cómo afrontarlo? En esta ocasión revelamos algunas recomendaciones.

¿Qué es el resentimiento?

El resentimiento comprende emociones y sentimientos negativos respecto a una persona o a una situación del pasado que nos resultó injusta, denigrante, desagradable o hiriente. Según Arroyave, es una madeja de sensaciones cuya característica principal es el malestar experimentado ante un hecho que se considera como un agravio.

Este modo de sentirnos interfiere en todos los ámbitos y espacios que encuentra. Por ejemplo, se presenta en conversaciones que no vienen el caso, cuando dejamos deslizar algunos comentarios aparentemente inocentes que, en realidad, tienen como objetivo hacer evidente el malestar y el enojo.

Si bien se expresa a través de diferentes emociones y reacciones, las más frecuentes son la rabia, la ira, el odio, el enojo, la amargura y la venganza. Por eso, este supera cualquier marco temporal de inmediatez para extenderse en el tiempo. De allí que sea tan nocivo.

5 consejos para superar el resentimiento

La importancia de superar el resentimiento tiene que ver con que, si no lo logramos, nos quedamos atados al pasado, en función de tal o cual persona. El sentimiento de haber sido humillados o lastimados domina por completo, y puede llegar a trascender desde ámbito en donde se originó hacia otros.

Así, un problema en una relación personal se extiende al ámbito laboral o al resto de las relaciones. Incluso, instala el sentimiento de desconfianza o de miedo a la traición. Para superar esto, y de paso cuidar la salud mental, vale la pena aplicar los siguientes consejos.

1. Identificar el motivo del resentimiento

Para dejar ir, hay que conocer. Por eso, hay que identificar con todo detalle qué fue lo que nos molestó, enfadó o lastimó en el comportamiento o actitud de la otra persona. A veces, con la distancia, logramos ver que no es algo de la persona en sí, sino una expectativa que habíamos puesto sobre ella, o que nos tomamos de manera personal una situación.

Asimismo, tenemos que aceptar que estamos experimentando resentimiento. En muchos casos, lo negamos porque nos cuesta admitirnos dolidos, y seguimos atribuyendo culpas y responsabilidades a otros. Sin embargo, reconocerlo será el primer paso para empezar a superarlo.

2. No idealizar a las personas

En relación al punto anterior, es importante entender que muchas veces las personas pueden lastimarnos, y no siempre es adrede. Incluso pueden no ser conscientes de las consecuencias de su comportamiento.

Si es posible, podemos intentar hablar con ese alguien, hacerle preguntas y compartir cómo nos sentimos. De no ser así, en psicoterapia se emplean algunas técnicas, como la de silla vacía y los juegos de rol para mantener una conversación «ficticia».

Con lo anterior, se facilita la expresión de nuestras emociones y podemos predisponernos a ver la situación desde otro punto de vista. Finalmente, somos capaces de avanzar en el perdón.

3. Preguntarse, ¿a dónde me lleva este resentimiento?

Durante mucho tiempo, somos capaces de sostener el resentimiento sin comprender todo el daño que nos causa. Incluso, a veces este sentimiento cobra más fuerza aún, ya que el modo en que nos sentimos afecta también el modo en que pensamos y actuamos.

A su vez, y según la experiencia, será importante hacer el ejercicio de cuestionar nuestro pensamiento y creencias. Analizar las diferentes aristas de una situación puede ayudarnos a relativizar nuestras interpretaciones, y allanarnos el camino hacia la aceptación.

También resulta útil preguntarse qué hubiésemos hecho nosotros mismos ante una situación similar. En ocasiones, podemos ver que la persona intentó hacer lo que pudo, con los recursos con los que contaba en ese momento, y que quizás hubiésemos actuado de la misma forma.

Por último, también conviene pensar en el modo en que interpretamos una situación y qué tan flexibles somos. Si somos inflexibles, es probable que no podamos entender la perspectiva de la otra persona y que nos cerremos a nuestro pensamiento.

4. No es necesario perdonar, pero sí seguir adelante

En ocasiones, el perdón no es posible por el daño que causó esa persona en nuestra vida. Sin embargo, tenemos que compartir con ella a diario. Esto sucede con frecuencia en las separaciones y divorcios.

En ese caso, se trata de comprender que de momento no podremos perdonarla y que quizás necesitemos de más tiempo. Tampoco necesitamos tener un vínculo para avanzar o simpatizar con ella. La distancia y el trato cordial son suficientes.

5. Darse la oportunidad de aprender

Una mala experiencia también nos puede servir para aprender sobre aquellas cosas que no nos gustan. Incluso, nos enseña a poner límites, conocernos y comprender qué es lo que sí aceptamos en nuestra vida, y que no. En definitiva, es una manera de fortalecer la resiliencia y avanzar.

Superar el resentimiento requiere de trabajo

Liberarse del resentimiento nos convierte en dueños de nuestras emociones y nos permite disfrutar de un mayor bienestar y tranquilidad. Sin embargo, esto requiere de compromiso y proactividad, ya que no basta con las frases motivacionales que nos indican que «hay dejar fluir».

Identificar y aceptar nuestro complejo mundo emocional requiere de honestidad, de pararnos frente a nosotros mismos y reconocernos vulnerables.

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