22 de noviembre de 2024 8:26 AM

Pedro Pablo Peñaloza: «El chavismo finaliza 2021 con una acción que marcará los años por venir y la próxima elección presidencial»

La Asamblea Nacional ilegitima que responde a los intereses de Nicolás Maduro, realizó este jueves una sesión extraordinaria, para discutir el proyecto de reforma de la ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia de la dictadura venezolana.

Por: El Espectador de Caracas con información de AlbertoRodNews

La propuesta fue consignada por Maikel Moreno, presidente del TSJ de Maduro y llamada a la discusión por el propio Jorge Rodríguez. Aunque en horas de la mañana se trascendió que el contenido de la ley no era conocido por el oficialismo, la propuesta fue aprobada en primera discusión por la Asamblea de la dictadura.

Este nuevo paso de las instituciones del régimen de Maduro, es visto con dudas dentro de las filas opositoras y del propio, oficialismo quienes no parecen estar claro qué hay detrás de este nuevo avance.

Para el periodista y especialista en la fuente política, Pedro Pablo Peñaloza, «el chavismo finaliza 2021 con una acción que marcará los años por venir y la próxima elección presidencial: la reforma del TSJ. Esta iniciativa tendrá consecuencias en el seno del chavismo, en la comunidad internacional y, por supuesto, dentro de la oposición»

Peñaloza afirma que «la renovación del TSJ será el terreno donde se medirán los grupos del chavismo, todos buscando poner sus fichas en ese tablero. La última renovación, de 2015, la ejecutó Cabello en su condición de presidente de la AN. Ahora le toca el turno a Jorge Rodríguez. Otra corriente».

El periodista de la fuente política, advierte que «el chavismo utiliza al TSJ como un arma para imponer su agenda. El resultado de la reconfiguración de la cúpula del Poder Judicial servirá para medir los avances -y retrocesos- de las distintas facciones del chavismo, así como la fortaleza de Maduro y su plan reeleccionista».

A su juicio, «la renovación del TSJ se enmarca en la «reforma» del Sistema de Justicia que viene ensayando el chavismo, bajo la lupa de la Corte Penal Internacional (CPI). Incluye la aprobación de leyes y condenas a funcionarios involucrados en violaciones a DDHH (caso Albán, por ejemplo)». Agrega que «una «reforma» por «iniciativa propia», sin necesidad del proceso de negociación de México, hoy suspendido y que tiene este tema en su agenda. Los «ajustes» ordenados por Maduro no van al fondo del problema, pero ya son recibidos como gestos de «apertura» del régimen chavista».

En otros de sus tuits, Pedro Pablo Peñaloza indica que «Tomando como referencia lo ocurrido con el CNE, esta renovación del TSJ debe incluir a figuras no chavistas. De los 32 magistrados actuales, a 2 se relaciona con la oposición. El oficialismo reducirá la torta -Sala Plena-, pero aún tendrá pedazos suficientes para repartir». Insiste en que «incorporar a magistrados de oposición apuntalaría la propuesta de los sectores moderados, que apuestan por el diálogo y la participación en las instituciones para construir entendimiento y convivencia. Maduro puede favorecer una «apertura», sin perder el control del TSJ».

Finalmente, Peñaloza recuerda que «luego de la famosa sentencia del «vacío de poder», Chávez reformó el TSJ para ahorrarse nuevos disgustos y afianzar las bases de su proyecto. En palabras de la doctora
@BMarmoldeLeon Venezuela no tiene Constitución sino Sala Constitucional y un TSJ subordinado a Miraflores. Agrega que «siguiendo el ejemplo de su «padre», Maduro puede poner las piezas que necesita para fortalecer su liderazgo dentro del chavismo, mejorar su imagen en el exterior y cambiar su relación con la disidencia. Eso sí, manteniendo al TSJ en un bolsillo y evitando «plastas» futuras».

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