Venezuela transita nuevamente por una posible solución política en base a la herramienta de las elecciones. Sergio Garrido, el abanderado por la oposición venezolana, salió victorioso en los comicios a gobernador en la emblemática Barinas, en otros tiempos bastión del poder la familia Chávez y del PSUV. Freddy Superlano del partido Voluntad Popular había ganado previamente el día 21 de noviembre de 2021, pero desde Miraflores, Nicolás Maduro no quiso ceder el poder en Barinas y el Tribunal Supremo de Justicia, liderado por Michael Moreno, ordenó la repetición de los comicios para el día 9 de enero del año corriente.
Por: Rogelio Guevara Cantillo | @rogeliogcmundo
Con el triunfo de la oposición en Barinas, ¿es esto garantía para deponer a Nicolás Maduro y reconstruir Venezuela en lo político y social por la vía electoral? El empresario Pedro Carmona Estanga, quien vive en Bogotá, y se dedica a actividades académicas en el ámbito de la investigación de la administración, negocios y energía en la Universidad Sergio Arboleda, comparte sus impresiones sobre el tema.
-¿Los resultados en Barinas son un paso importante en materia de la solución política del país?
-La contundente derrota sufrida por el oficialismo en Barinas, cuna y feudo de la familia Chávez, tiene una indudable significación, por tratarse de una región emblemática para el régimen. A pesar de las maniobras, del desconocimiento del resultado electoral, inhabilitaciones y ventajismo, fueron dos las derrotas, y mucho más amplia la segunda, con el triunfo del candidato opositor Garrido. El excancilller y exvicepresidente Jorge Arreaza salió literalmente con las tablas en la cabeza. Hay lecciones importantes que surgen de este episodio, en especial que, con unidad de propósitos de parte de la oposición, es factible alcanzar logros mayores que con dispersión o el predominio de intereses individuales o grupales. Sin unidad es más difícil salir de la tiranía que oprime a Venezuela. Empero, no hay que pensar que los hechos de Barinas marcan el principio del fin del régimen, el cual seguirá aferrado al poder con todo. De hecho, el régimen ha montado una estructura dura para perpetuarse, mientras el escenario político venezolano se ha enrarecido con factores geopolíticos complejos, determinados por la presencia e injerencia de fuerzas externas como Cuba, Rusia, China, Irán, Turquía, el mundo islámico, la guerrilla colombiana y el crimen organizado. El país se ha convertido en una pieza internacional de gran valor, lo cual hace más compleja la situación nacional y sus perspectivas. De hecho, con las insolentes declaraciones recientes del gobierno ruso, se constata que Venezuela ha devenido en una pieza de la nueva guerra fría.
-¿Qué tienen que hacer los venezolanos para evitar el avance del estado comunal?
-El proyecto de implantación del estado comunal fue siempre una de las obsesiones de Hugo Chávez, hasta el punto de que antes de su muerte le encomendara públicamente dicho proyecto a Maduro, como su legado y prioridad. Aunque el país está totalmente desinstitucionalizado, y las abiertas violaciones a la Constitución que se dio el régimen en 1999 son el pan nuestro de cada día, el tema del estado comunal avanza a pasos lentos pero firmes. Tratar de implantarlo por la fuerza significaría arrojar por la borda la propia Constitución Bolivariana, pues reemplazaría la institucionalidad republicana por una de tipo revolucionario o comunista, en la medida en que barrería con alcaldías, gobernaciones, y hasta con el poder legislativo como se conoce hasta hoy. En pocas palabras, significaría un golpe de Estado que orientado a consolidar el proyecto comunista. Las comunas son una analogía de lo que fueron los soviets en la extinta Unión Soviética, o del esquema cubano, con el agravante de que serían totalmente controladas por el poder ejecutivo. De allí que, no tenga dudas de que ello implicaría un reemplazo de facto de la Constitución de 1999, existiendo, según los artículos 333 y 350 de la Carta Magna vigente, el mandato a los ciudadanos de preservarla.
-¿Cree que los procesos en tribunales exteriores como el de la Corte Penal Internacional (CPI) sería un punto de inflexión futuro para deponer a Nicolás Maduro?
-Sin duda. La reciente decisión del nuevo Fiscal de la CPI Karim Khan de iniciar una investigación formal a Maduro y su gobierno por presuntos delitos de lesa humanidad, no es poca cosa. Es primera vez que ocurre en la región, y la solicitud primigenia nace de petición presentada a la CPI por un grupo de Jefes de Estado, bajo el liderazgo del presidente Iván Duque de Colombia. Los procesos en la CPI son lentos, pero haber dado el paso de la investigación formal supone que existen suficientes evidencias o presunciones de violaciones sistemáticas a los derechos humanos en el país, traducidas en asesinatos, desapariciones extrajudiciales, torturas, inhabilitaciones arbitrarias, etc., todo lo cual ha quedado reforzado por los informes de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michele Bachelet, por una comisión independiente, y por varias ONG que se ocupan de la materia. La espada de Damocles pende pues sobre Maduro; los delitos de lesa humanidad no prescriben, pero pensar en que habrá un resultado de la investigación de la CPI en corto plazo, sería pecar de optimismo. Pero algún día, como ocurrió con algunos de los victimarios en la guerra de los Balcanes, llegará la larga mano de la justicia internacional.
-¿Qué ha hecho positivo y que le recomendaría corregir a Juan Guaidó Márquez?
-El pueblo venezolano desea por abrumadora mayoría un cambio político, pero no ha sido posible por las astucias del régimen para dividir, intimidar o perseguir a sus detractores, y por el mencionado apoyo internacional al régimen de parte de sus aliados, de la vergonzosa entrega de la cúpula militar a los designios del régimen, del creado paramilitarismo oficialista, amén del pacto con las más oscuras estructuras criminales. La labor de Guaidó ha sido compleja, pese al reconocimiento internacional logrado de parte de numerosos países democráticos del mundo, pero no ha podido llevar a término su lema de cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones limpias. Por ello, su capital político se ha erosionado, aunque sigue siendo reconocido por la Asamblea Nacional legítima, y por países como Estados Unidos y la Unión Europea. El tiempo juega en su contra. No tiene ahora otra opción que lograr los tres objetivos de su oferta, pues no hay que confiar en que las negociaciones de México conduzcan a algo creíble, ya que todos los intentos previos solo han significado oxígeno y tiempo en favor del gobierno. De hecho, resulta insólito que Maduro se haya levantado de la mesa de México, por la extradición del estrecho aliado y delincuente Alex Saab a Estados Unidos, como si una cosa tuviese que ver con otra. Si Guaidó no logra unificar propósitos y estrategias en la oposición, será casi imposible una salida.
-Si las tiranías no salen con votos, ¿qué hacer entonces por los venezolanos?
-Debe persuadirse a la comunidad internacional de que, con criminales, violadores de derechos humanos, pauperizadores y depredadores de un país que merece un mejor destino, no es posible convivir. El derecho a proteger a un pueblo que está siendo exterminado, es un deber del mundo civilizado, contemplado en el ordenamiento jurídico de la ONU, pese a que en el Consejo de Seguridad exista el derecho a veto de Rusia y China. Cabe además el ejercicio de la resistencia civil organizada y no violenta, aceptada por la Constitución, ante los atropellos que día a día comete el régimen sin pudor alguno. De otra parte, un país convertido en una federación de estructuras criminales, que atentan contra la paz continental y mundial, no puede ser visto con indiferencia.
-¿Venezuela sigue siendo una «potencia energética» o por el contrario debería desarrollar otras áreas industriales de cara al futuro?
-El mundo avanza indetenible hacia una transición energética que, a la vuelta de pocas décadas, disminuirá el papel de las energías fósiles, en favor de las energías renovables más limpias. La infraestructura petrolera del país está destruida. De ser un país exportador de petróleo con liderazgo en la OPEP, ha pasado a ser un productor marginal, con apenas unos 600.000 barriles diarios, sin incidencia en los mercados mundiales. PDVSA involucionó de ser de la segunda o tercera potencia energética mundial, a un papel irrelevante. Se dejó de invertir en tecnología y mantenimiento, las refinerías estás canibalizadas, y toda la infraestructura petrolera está en un estado calamitoso. La PDVSA del pasado no es rescatable. Tendrán que venir nuevas formas de asociación con capital privado internacional. El país corre el riesgo de dejar enterradas grandes reservas de hidrocarburos, sin aprovechar coyunturas favorables de precios como la actual, para diversificar su base productiva. Por el contrario, las demás industrias básicas como el acero, aluminio, petroquímica, electricidad, están también en bancarrota. Hay que tener como referente a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes Unidos, que están invirtiendo cuantiosas sumas en la diversificación productiva, mirando inteligentemente hacia el futuro. ¿Volveremos entonces a ser el país pobre del siglo XIX y principios del siglo XX? Es el riesgo que se cierne si no hay un pronto cambio de sistema y de modelo.
-¿Será el referéndum revocatorio una posible salida de Nicolás Maduro este año 2022?
-Las barreras legales para la convocatoria a un referéndum revocatorio son numerosas, y la voluntad del régimen para impedirlo es inmensa. Recuérdese el referéndum revocatorio de Chávez en 2004, que convirtió a los firmantes en ciudadanos de tercera categoría, y estuvo lleno de presiones e irregularidades. O la estrategia de Maduro, con la complicidad de los demás poderes, de ni siquiera permitir la convocatoria de un revocatorio a partir de 2016. La idea suena atractiva, después de la derrota en Barinas, pero si no se logra, el régimen obtendría la carta de legitimidad que busca afanosamente.
-¿Cómo cree que quedará para la historia de Venezuela ante su participación en los hechos del poder para principios de los años 2000?
-Fue una oportunidad perdida para impedir la dramática tragedia que vive el país, como han sido tantas las oportunidades perdidas a lo largo de estos 23 años de gobiernos totalitarios. La intención, frente a la crisis política de 2002 y la renuncia anunciada de Chávez, no era otra que llamar a elecciones limpias, con garantías y supervisión internacional, para restablecer rápidamente el orden constitucional quebrantado por Chávez, llamando al pueblo, depositario del poder constituyente originario, a decidir el futuro político de la nacióny relegitimar los poderes públicos. Poderosos intereses políticos y militares e internacionales se interpusieron. Entre ellos, Fidel Castro se comunicó directamente con altos oficiales de las FANB, conminándolos a restablecer a Chávez en el poder. Hoy, lo que el país anhela y por lo cual lucha, es lo que en aquel entonces se buscaba: elecciones transparentes y con garantías y respeto a la voluntad popular, la cual es continuamente burlada por el régimen. Me queda la tranquilidad de haber dado un paso adelante, no buscado pues fui llamado para intentar salvar el régimen de libertades, mediante la apertura de un breve período de transición democrática, hasta celebrar en pocos meses los comentados comicios. Venezuela estaría hoy, con los gobiernos que hubiesen sido escogidos por el pueblo, a la vanguardia de América Latina y no en la retaguardia del planeta. Véase cómo pagó el régimen la lealtad y acciones lideradas en aquel entonces por el fallecido general Raúl Isaías Baduel, que en paz descanse, determinantes del retorno de Chávez al poder, y cómo terminó tristemente su vida, según sus familiares, incomunicado y llevado a la muerte por falta de la debida asistencia médica. Así actúan las tiranías, al puro estilo cubano, nicaragüense o bielorruso. Más temprano que tarde, pese a los obstáculos, la voluntad de las grandes mayorías se impondrá, y Venezuela será de nuevo un país libre y soberano.