El Parlamento griego inició este miércoles el debate sobre la legalización del matrimonio homosexual, impulsado por el Gobierno conservador pese a que buena parte de sus diputados, la influyente Iglesia ortodoxa y casi la mitad de la población se oponen a esa equiparación de derechos.
La reforma, que se espera sea sometida a votación, y muy probablemente aprobada, este jueves, legaliza el matrimonio entre dos personas «independientemente de su sexo» y permite además a las parejas homosexuales adoptar niños.
Además, el cambio legal pretende regularizar la precaria situación en la que se encuentran muchos hijos de progenitores homosexuales, ya que hasta ahora sólo a uno de los miembros de la pareja se le reconoce los derechos sobre los menores.
«Se trata de un paso muy importante tanto a nivel simbólico como real, especialmente para las personas a las que se refiere la ley y sus familias, que por fin serán reconocidas como tales», explica a EFE Lina Papadopulu, profesora de Derecho en la Universidad de Salónica, y una de las redactoras de la ley.
La reforma «va más allá del número de parejas que podrán casarse» y viene a crear un «clima más inclusivo» en la sociedad griega, ya que, asegura, las leyes juegan también un papel «pedagógico», añade.
Desde 2015 las parejas homosexuales en Grecia tienen el derecho a contraer uniones civiles, gracias a una ley que fue presentada ese año por el entonces Gobierno izquierdista del ex primer ministro, Alexis Tsipras.
Además de abrir el pacto de unión libre a los homosexuales, el texto aumentó los derechos de los contrayentes, acordándoles en materia de fiscalidad, jubilación y herencia un estatus equivalente al de las parejas casadas, salvo el derecho de adopción.
Con información de EFE
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