Queremos resolver la crisis política que existe en Venezuela. Lograr ese objetivo es una condición para resolver la crisis económica, la social y la moral. Nada más importante y más urgente que resolver la crisis política.
Ojalá pudiéramos hacerlo más temprano, pero lo que tenemos en el horizonte es una elección presidencial a celebrarse en el transcurso del último año del periodo en curso. Es decir, para el año 2024.
¿Qué tenemos que hacer para aprovechar esa circunstancia? Varias cosas: 1.- No pensar que 2024 está muy lejos. Tenemos que comenzar a trabajar con sentido de urgencia. 2.- Promover una solución nacional. La crisis política no la va a resolver un partido político, ni siquiera una federación de partidos. La crisis nacional será resuelta en la medida en que seamos capaces de presentar una propuesta que unifique a todos los venezolanos con voluntad de cambio. 3.- Construir desde ahora una organización de carácter nacional que esté presente en todos los estados, en todos los municipios, en todos los centros y en todas las mesas de votación. Organización que tendrá el encargo de divulgar el mensaje y de cuidar los votos cuando llegue la ocasión. 4.- Asumir la ruta electoral como “única vía” para el cambio. No más aquello de que “todas las opciones están sobre la mesa y, algunas, debajo de la mesa”. La fórmula que proponemos está dirigida a que sea el pueblo venezolano el que tome en sus manos la tarea de resolver la crisis que lo afecta. Por eso mismo, hay que dotar al pueblo de un programa, de una organización y de una estrategia.
Hemos dicho que en Venezuela hoy no hay espacio sino para dos fuerzas políticas: de un lado, los partidarios del Gobierno, y de otro lado, los partidarios del cambio. Los partidarios del cambio requerimos de un programa de unión nacional. Un programa que unifique y que sea incluyente. Una organización también de carácter nacional y una estrategia inteligente y compartida por todos.
Al final, no al principio, debemos ponernos de acuerdo también para tener un solo candidato a la presidencia. Ese candidato o candidata debe reunir las condiciones que establece la Constitución para quien aspire a esa responsabilidad. Ser capaz de ejercer la jefatura del Estado y la del gobierno. Ser capaz de ejercer la comandancia de la Fuerza Armada. Ser capaz de conducir la política internacional del país. Y, finalmente, asumir la jefatura de la Hacienda Pública.
Seguiremos conversando.