Aurora Lacueva: Mientras niños mueren

La muerte de un niño por un tiro de la guardia costera, en una embarcación que intentaba entrar ilegalmente en Trinidad, es otra tragedia que se suma a las que sufren muchos migrantes venezolanos, como xenofobia, persecuciones, explotación laboral… Hace poco ocurrió el caso de la niña que se ahogó intentando cruzar un río en la frontera entre México y Estados Unidos. Y no son solo quienes migran, por supuesto: la crisis que vivimos golpea duramente a amplios sectores de la población que permanece en el país, mientras una minoría se enriquece en un ambiente de acentuada desigualdad. Resulta positivo que el año 2021 trajo cierto crecimiento económico, pero sin la resolución del enfrentamiento político existente las perspectivas de mejora son bastante modestas. Caímos muy abajo, por lo que a pequeños pasos y entre grandes obstáculos externos tardaremos décadas en recuperarnos, si es que lo logramos: necesitamos ir más rápido y para ello el acuerdo político es básico.

Luce promisoria la propuesta de que se establezca en la propia Venezuela la mesa de trabajo que funcionó en México, sumando nuevos actores además de gobierno y oposición “guadocista”. Esta mesa, que dé cabida a otros sectores políticos, puede aportar más ideas y más caminos para avanzar. De ser necesario, es posible conservar además un espacio de diálogo especial entre el gobierno y el sector opositor hoy encabezado por Guaidó, junto a facilitadores, como vía más expedita para permitir el uso en el país de recursos controlados por ese grupo. Así como para facilitar el levantamiento de las “sanciones” de Estados Unidos, un tema fundamental. Se percibe demasiada lentitud de esos dos lados del conflicto, gobierno y oposición “G4”, para llegar a convenios razonables. Mientras, millones de venezolanas y venezolanos ven su calidad de vida deteriorada, y el país retrocede.

No ignoramos el papel que juega el gobierno estadounidense, pero los protagonistas nacionales pudieran esforzarse más. Viene a la mente la narración bíblica que gustaba de repetir el presidente Chávez: la de las dos mujeres que se disputaban la maternidad de un niño frente al rey Salomón. La falsa madre era capaz de sacrificar al niño con tal de no perder en la disputa. Esperemos no estar aquí frente a dos falsas madres.

(@AuroraLacueva)

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