Aurora Lacueva: Actuar a favor de la vida

Hoy no podemos ignorarlo: estamos en riesgo debido a los cambios provocados por la acción humana sobre la naturaleza. Los informes científicos lo confirman con claridad. Así, las Naciones Unidas señalan que entre 1970 y 2020 la economía mundial ha crecido cinco veces y el intercambio de mercancías se ha multiplicado por diez. Por su parte, la población humana pasó de 4 mil millones a cerca de 8 mil millones. El gran crecimiento en todos esos parámetros tiene sus consecuencias: ahora tenemos el doble de emisiones de gases con efecto invernadero que en 1970, el uso de recursos naturales se ha triplicado, y los humanos están impactando 3/4 partes de la superficie terrestre libre de hielo y 2/3 partes de los océanos. Es demasiado. Si seguimos igual vamos hacia el desastre: inundaciones, huracanes, sequías, desaparición de especies animales y vegetales… Nadie, ni aun rico y poderoso, podrá vivir bien en ese nuevo y triste planeta. Por suerte, estamos a tiempo de actuar.

En el fondo, ya el sistema capitalista no resulta funcional: su base es el crecimiento económico continuo, y el planeta no da para eso. Es verdad que el capitalismo es un sistema dinámico en la generación de riqueza. Pero siempre ha sido muy desigual, y se construyó sobre las espaldas de millones y millones de trabajadoras y trabajadores que vieron poco o nada de la riqueza producida. Todavía hoy está marcado por la desigualdad social y por el rapaz uso de los recursos de la Tierra, en la búsqueda de ganancia que es su objetivo. Nadie lo diseñó: así es como se mueve.

Hace falta desarrollar alternativas deseables, aunque el reemplazo no va a ser inmediato. Se ha dicho que el capitalismo “tiene sus siglos contados”, lo que sería un tiempo muy largo para un sistema tan destructor. Mas ciertamente su desaparición no sucederá mañana. Mientras tanto, es necesario imponer controles que lo moderen, sobre todo en los países ricos. Hay mucho donde recortar: deben reducirse las actividades más contaminantes y reestructurarse operaciones industriales y de transporte. La inversión debe fluir hacia nuevas energías, optimización de procesos en agro e industria, servicios de calidad… El uso de la naturaleza ha de entrar en los costos. La esperanza es que los pueblos del mundo luchen por medidas de ese tipo.

@AuroraLacueva

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