Alicia Freilich: Quijotes y Sanchos de cada siglo

El Día del Libro y de la Lengua Española, abril 23, es por secuela natural el de rendir homenaje a Miguel de Cervantes y Saavedra. Su biografía es de suspensos, muy acontecida por obligadas batallas militares, continuas prisiones internas y foráneas, el peligroso empleo como recaudador de impuestos atrasados que lo marcó por fin como culpable de ancestro judío- converso, ley que la Inquisición impuso a sangre y fuego, su fijo castigo de huidizo caminante solitario que encuentra en el pueblo analfabeta y pragmático su opuesto pero dispuesto dialogante para eternizar un literario dueto inseparable en espacio sin límites ni tiempo sin reloj.

Esa humana condición de espíritu-piel, imaginación-realidad resucita en la población contemporánea –un planeta de refugiados– donde quijotescos idealistas buscan salvación mediante el presunto amor que otorga la feliz libertad en fusión con pobres campesinos engañados por promesas políticas que regalan islas paradisíacas, todos inmersos en el mundo de la cibertecnología. Lo narra en un estilo muy suyo entre barroco y de realismo mágico, el autor de  la polémica novela Los versos satánicos (1988) Salman Rushdie y la titula Quijote (Seix Barral, 2020). El  texto original en inglés es del año 2019, pero parece escrito hoy mismo cuando en la estadounidense Mineapolis se juzga, por vez primera en abierta pantalla pública mundial, el racismo antinegro incrustado  en el país modelo de constitucional democracia representativa cuyo pilar es el independiente Poder Judicial.

La  trama contiene mucho de su compleja autobiografía y por eso la ubica entre la India, Inglaterra y  Estados Unidos, donde ahora reside, el vasto territorio que su demente anciano recorre en un Rocinante auto viejo copiloteado por Sancho, su presunto hijo adoptivo. Ese local  escenario se proyecta en el globo terráqueo que gira sobre un eje inestable construido durante centurias sobre la intolerancia de patriotasfanatizados, a su vez padres y padrastros de parias ambulantes, minorías étnicas, religiosas y políticas que, además, luchan entre sí por el liderazgo de sus reclamos.

Los perseguidos de la tierra encuentran retrato fiel solo en chiflados televidentes, contados cinéfilos, selectos lectores, artistas poco premiados, comunicadores sometidos a vigilancia y censura, intelectuales despreciados, todos mal vistos, marginados o eliminados, culpables por otorgar testimonios de carne y hueso, capaces de  mostrar el resultado fatal de una humanidad hoy interconectada al instante y a la perfección técnica, pero en vías de retroceso hacia las cavernas por deshumanizada, fratricida, bestial, enloquecida, buscando amparo final en el amor imaginario de modernas Dulcineas del Toboso, Teresas Panzas y con los propios rechazados hermanos consanguíneos. Junto a los nuevos al día inventados por la fantasía de quijotescos y sanchistas del siglo XXI víctimas del criminal fascismo en todos los colores del espectro universal.

Es un texto denso. Vaya manera de celebrar fechas tan entrañables….

Al terminar esta nota sobre un libro que exige de sus lectores demasiado autocontrol emocional, se anuncia el esperado  veredicto noticioso. Y el policía blanco, uno de tantos herederos del KKKlan uniformados y civiles no civilizados, victimario del desarmado y asfixiado negro George Floyd, es declarado culpable y condenado a prisión. Increíble. Al fin y al cabo existen milagros.

Pero solo cuando la justicia es justa y la sociedad victimizada lo exige sin concesiones por todos los medios posibles. En Venezuela es tarea urgente antes de la oscurana informativa total que preparan los autoconfesos vengadores comandados por los Rodríguez Gómez desde sus palacios ejecutivo, legislativo y judicial ilegítimos, bajo el visto bueno del generalísimo Padrino de la mafia. Maduro es el payaso del circo criminal.

Lo positivo de este proceso represivo es cómo a medida que pretenden ocultar la  realidad, mintiendo, cerrando, expoliando, robando, dejan escrito, grabado y sellado su prontuario. Así sucedió con los inquisidores españoles del Medioevo, los nazis europeos del siglo XX, el macartismo hoy reactivado por un sector de los partidarios republicanos.

A propósito, los encerrados en el Gueto de Varsovia por el hitlerismo enterraron escritos y fotografías testimoniales bien forrados con telas que introdujeron  en latas descubiertas durante la liberación. Junto a los documentales que el Fuhrer exigía a sus huestes armadas como pruebas de obediencia, fueron las  muestras contundentes de su culpabilidad en los juicios de la justa justicia que los condenaron. Antecedentes de los actuales videos comprobatorios del crimen racista que hoy se castiga en Estados Unidos.

Y así será. Nada puede ocultarse para siempre.

alifrei@hotmail.com

El Nacional

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