El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, afirmó hoy que la situación de la planta nuclear de Zaporiyia es seria pero estable tras la voladura de la presa de Kajovka y la reducción del nivel de agua del embalse, vital para el enfriamiento de la planta.
Grossi señaló a los medios tras su visita este jueves a la central de Zaporiyia que hay suficiente agua en el estanque de enfriamiento de la central nuclear y que actualmente no hacen falta medidas adicionales.
Eso sí, aseguró que el OIEA seguirá vigilando la situación.
Según los medios rusos, los expertos del OIEA visitaron las piscinas de aspersión y un estanque de enfriamiento, que han estado operando en modo independiente desde la destrucción de la central hidroeléctrica de Kajovka, cuyas aguas solían ser bombeadas a la planta para su enfriamiento.
El nivel del agua del embalse ha bajado drásticamente por la voladura de la presa el pasado 6 de junio, si bien en el canal del que se alimenta el depósito de la central nuclear se encuentra en 11,21 metros y en el propio estanque de enfriamiento en 16,67 metros.
Grossi quiso asegurarse personalmente del estado de la planta tras la ruptura de la presa, especialmente tras presentar al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el martes en Kiev un programa de asistencia para paliar el impacto del desastre.
El asesor de Rosenergoatom, Renat Karchaa, recalcó que el consumo de agua del estanque de enfriamiento es pequeño debido al modo limitado de operación de la planta.
Además, los especialistas han realizado trabajos adicionales de impermeabilización, enfatizó.
Actualmente cinco de los seis reactores de la central nuclear se encuentran en estado de «apagado en frío», mientras que el último está, por ahora, en modo de «apagado en caliente».
Grossi también expresó su esperanza de que la planta nuclear podrá reanudar sus operaciones una vez que se detengan las hostilidades.
«Las batallas tienen que parar», recalcó el director general del OIEA, siempre según Interfax.
Karchaa recibió a Grossi en la planta y le mostró los impactos de artillería en algunas paredes de la infraestructura, así como un fragmento de una tubería del sistema de enfriamiento supuestamente agujereado por proyectiles fabricados por aliados de la OTAN.
Después aseguró a los medios rusos que «el jefe del OIEA estaba convencido de que se hizo todo lo que se podía hacer en estas condiciones para garantizar la seguridad nuclear».
«Además, recibió seguridades y garantías de que en el futuro haremos todo lo que esté a nuestro alcance» para que siga siendo así.
Grossi afirmó al respecto que actualmente no es realista la firma entre Rusia y Ucrania de un acuerdo sobre la seguridad de la central nuclear de Zaporiyia, por lo que los inspectores del OIEA en la planta vigilarán de cerca el cumplimiento de las directrices.
El argentino reforzó hoy el equipo en la central al duplicar el número de inspectores hasta cuatro.
Recientemente el jefe del OIEA fijó cinco principios que Ucrania y Rusia deberán respetar para garantizar la seguridad de la central nuclear, ante la imposibilidad de crear una zona de seguridad en torno a la misma como él pretendía inicialmente.
Esos principios son los siguientes: no lanzar ningún tipo de ataque contra la planta, que ésta no se use para almacenar armas pesadas o tropas con capacidad ofensiva, que no se ponga en riesgo el suministro eléctrico a la instalación, que se protejan todas sus estructuras, sistemas y componentes esenciales y que no se haga nada que mine estos compromisos.
Con información de EFE
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