El pasado 17 de octubre la selección venezolana de fútbol se enfrentó contra la selección chilena en el estadio Monumental de Maturín, en el estado Monagas con el fin de clasificar para el mundial de fútbol 2024.
La demostración del trabajo en equipo y la coordinación de los jugadores criollos, permitió obtener un triunfo abrumador donde, no dejaron espacio a la defensa del equipo contendor.
Estos jóvenes deportistas nos dieron en Maturín una lección que va más allá del mero triunfo clasificatorio. Nos enseñaron y enseñan cómo con coherencia en el esfuerzo mancomunado de equipo y el centrarse en la meta de ganar el juego constituyen la base del éxito.
En Venezuela, en la esfera política, es probable que la ambición desmedida, las divisiones entre grupos e intereses ocultos, impidan lograr la primera meta que consiste en postular una candidatura unitaria que permita evaluar el peso real de la oposición venezolana, frente a una candidatura monolítica del gobierno.
Si no se cierran filas en torno al interés común de una candidatura opositora única electoral seguiremos diluyendo esfuerzos en base a lo que es accesorio y no a lo principal que primero pasa por un candidato único y luego, el no tan cercano triunfo electoral de una alternativa opositora, para permitir una alternabilidad en el poder, base fundamental de la democracia.
Esperemos que los electores del sector opositor retomen la confianza en sus dirigentes, que está muy lejos por el nivel de frustración que sienten en cada propuesta fallida y sin claridad, y en el conjunto de agendas ocultas.
Fijémonos en la actuación y resultado de nuestra vinotinto; si se puede.
@RafaelMartinezN
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