En el artículo anterior, se presentó la innovadora propuesta de integrar reactores modulares de sales fundidas (MSR) de torio en la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO) para transformar la matriz energética de Venezuela. Este ambicioso proyecto no solo busca revitalizar la industria petrolera del país, sino también sentar las bases para un futuro energético más limpio y sostenible. Sin embargo, para que esta visión se convierta en realidad, es imperativo abordar las implicaciones legales y regulatorias que la sustentan.
El desafío legal El marco legal actual de Venezuela, establece que la regulación de la energía y la minería es competencia del Poder Público Nacional, sin embargo, presenta lagunas significativas en lo que respecta a la energía nuclear, especialmente en lo que se refiere a los reactores MSR y la explotación del torio. La Ley Orgánica de Energía Nuclear de 2010, proporciona un marco general para el uso pacífico de la energía nuclear, pero no aborda de manera específica la tecnología de reactores de sales fundidas, ni la explotación de este elemento radioactivo. Esta falta de legislación específica no solo plantea desafíos, sino que también obstaculiza la implementación efectiva de un modelo híbrido torio-petróleo.
Reformas urgentes y necesarias Para superar estas barreras, es urgente una reforma integral del marco legal existente. La Ley Orgánica de Energía Nuclear debe ser actualizada para incluir disposiciones específicas sobre el torio y los reactores MSR. Esto implica definir claramente los términos de su explotación, procesamiento y uso; así como, establecer normas rigurosas de seguridad y protección ambiental. Estas medidas son esenciales para garantizar que la implementación de esta tecnología no comprometa el bienestar de las comunidades ni el medio ambiente.
Además, es necesario reformar la Ley Orgánica de Hidrocarburos para permitir modelos de inversión que integren la energía nuclear con la producción de petróleo. Esta reforma debe facilitar la inversión de capitales petroleros en proyectos que energicen la producción y apoyen el mejoramiento de crudos a partir de hidrógeno púrpura, producido mediante hidrólisis utilizando reactores de sales fundidas. Esto no solo optimizaría la producción petrolera, sino que también reduciría la huella de carbono del sector, alineándose con los objetivos de sostenibilidad global.
La creación de la Agencia Venezolana del Torio (AVT) se presenta como una necesidad inaplazable. Inspirada en modelos internacionales de transparencia y eficiencia, la AVT debe ser una entidad autónoma con autonomía técnica y presupuestaria. Su creación podría formalizarse mediante un decreto presidencial, y tendría la responsabilidad de regular y supervisar la explotación y uso del torio, promover la investigación y desarrollo en tecnologías de reactores MSR, y gestionar de manera sostenible las reservas de este elemento. Un aspecto crucial de la AVT sería la implementación de mecanismos de transparencia y rendición de cuentas para prevenir la captura rentista y asegurar que los beneficios de la explotación se destinen al desarrollo sostenible.
Asimismo, la reforma de la Ley de Minas es esencial para incluir disposiciones específicas sobre el torio. Esta reforma debe prohibir y/o regular la exportación de este elemento en bruto, asegurando que su explotación beneficie al país y se oriente hacia los objetivos de desarrollo sostenible. Además, debe establecer mecanismos para prevenir el fenómeno de captura rentista, garantizando que los recursos se utilicen para el bienestar común.
La implementación de estos reactores MSR requiere una gobernanza robusta para garantizar la seguridad y la sostenibilidad. Esto incluye la realización de auditorías independientes para evaluar el cumplimiento de las normas de seguridad y protección ambiental, la promoción de la participación ciudadana para involucrar a las comunidades locales en el proceso de toma de decisiones, y la colaboración con la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) y otros organismos para asegurar el cumplimiento de los estándares globales de seguridad y eficiencia.
Desafíos y oportunidades A pesar de los beneficios potenciales, la implementación de estos reactores enfrenta desafíos significativos, siendo el financiamiento uno de los más críticos. La inversión inicial para la infraestructura y la tecnología es considerable, y se necesitarán alianzas estratégicas y financiamiento internacional para apoyar el proyecto. Aquí, el grupo de los BRICS+ podría ser un aliado clave, dado su interés en proyectos de reducción de emisiones en la transición energética.
La percepción pública sobre la energía nuclear y la gestión de residuos nucleares también puede ser un obstáculo. Por ello, es crucial implementar campañas de educación y comunicación para abordar estas preocupaciones. Además, aunque los reactores de cuarta generación como los MSR son mucho más seguros que los reactores convencionales, garantizar la seguridad operativa y la gestión adecuada de los residuos nucleares es esencial para prevenir accidentes y proteger el medio ambiente.
Un futuro sostenible La incorporación de la generación eléctrica mediante estos reactores en Venezuela representa una oportunidad única para transformar su matriz energética y fortalecer su soberanía tecnológica. Con el apoyo de la comunidad internacional, el capital privado y la implementación de reformas legales adecuadas, Venezuela puede posicionarse como un líder en la transición energética global, asegurando un futuro más limpio y sostenible para las generaciones venideras.
*Brian Vilas es Magister en Ciencias Geológicas, UCV. vilas71@gmail.com. Este artículo está basado en un trabajo de investigación presentado por el autor, como propuesta de tesis para la Especialización en Política y Comercio Petrolero Internacional de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela.
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