Durante muchos años, Venezuela ha soportado problemas monetarios y de inflación. Desde el año 2020, el bolívar ha perdido 99,42% de su valor frente al dólar estadounidense. Venezuela también ha sufrido una inflación punzante, con dos episodios de hiperinflación desde 2016.
Recientemente, Roberto Enríquez, presidente nacional del partido demócrata cristiano Copei en Venezuela, propuso la adopción de una junta monetaria para solucionar tanto los problemas de moneda como de inflación de Venezuela.
¿Qué es una junta monetaria? Una junta monetaria emite billetes y monedas convertibles bajo demanda en una moneda ancla extranjera a un tipo de cambio fijo. Se requiere que mantenga reservas de una moneda ancla equivalentes al 100% de sus pasivos monetarios.
Una junta monetaria no tiene poderes monetarios y no puede emitir crédito. Tiene una política cambiaria pero no monetaria. Su única función es cambiar la moneda nacional que emite por una moneda ancla a una tasa fija. La moneda de una junta monetaria es un clon de su moneda ancla.
Una junta monetaria no requiere condiciones previas y se puede instalar rápidamente. Las finanzas públicas, las empresas estatales y el comercio no necesitan ser reformados antes de que una junta monetaria pueda emitir dinero. Las juntas monetarias han existido en unos 70 países. Ninguno ha fallado.
La junta monetaria moderna más notable es la de Hong Kong, instalada en 1983 para combatir la inestabilidad del tipo de cambio. Después de la cuarta ronda de conversaciones entre China y el Reino Unido sobre el futuro de Hong Kong, la volatilidad del mercado alcanzó proporciones épicas. Entre julio y el 24 de septiembre, conocido como el Sábado Negro, el dólar de Hong Kong perdió 24% de su valor frente al dólar americano. La economía de Hong Kong estaba en un estado de pánico. El caos terminó abruptamente el 15 de octubre con el establecimiento de la junta monetaria. La junta no ha perdido el ritmo desde entonces, capeando una miríada de crisis, incluso durante las recientes protestas políticas de Hong Kong.
Estonia tardó menos de un mes en establecer una junta monetaria en junio de 1992. En ese momento, la moneda de Estonia era el rublo ruso que padecía de hiperinflación y el nuevo Estado báltico independiente aún no había aprobado una Constitución postsoviética. Se instaló la junta monetaria y se emitió la corona estonia. Se logró estabilidad instantánea. Después de expresar su escepticismo inicial, el Fondo Monetario Internacional elogió la junta monetaria de Estonia.
En 1994, la vecina Lituania adoptó una junta monetaria para cortar la financiación del gasto del gobierno por parte del Banco Central. De hecho, la junta monetaria impuso disciplina fiscal. Posteriormente, el FMI elogió el cambio y el desempeño económico de Lituania como uno de los mejores de la Unión Europea, a la que se unió en 2004.
En 1997, Bulgaria se enfrentó a una furiosa hiperinflación y a una crisis bancaria. Con la junta monetaria instalada en julio, la hiperinflación se detuvo de inmediato. En 1998, el sistema bancario era solvente, las tasas de interés del mercado monetario se habían desplomado de tres dígitos a un promedio de 2,4%, un déficit fiscal masivo se convirtió en superávit, una profunda depresión se convirtió en crecimiento económico y las reservas de divisas de Bulgaria se triplicaron con creces. El FMI le dio a la junta monetaria una apreciación excelente. Hoy, gracias a su junta monetaria, Bulgaria tiene la segunda relación deuda/PIB más baja de la UE, por detrás de Estonia.
Bosnia-Herzegovina instaló una junta monetaria en 1997, como lo ordenó el Acuerdo de Paz de Dayton/París que puso fin a la guerra civil. En medio de la lucha étnica y la ruina económica, la junta monetaria hizo lo que hacen las juntas monetarias: estableció la estabilidad, un requisito previo para la reconstrucción.
Es importante señalar que el sistema de convertibilidad de Argentina (1991-2001) no era una junta monetaria y tenía muchas similitudes con el sistema de vinculación de la libra libanesa con el dólar estadounidense (1997-2019). En ambos casos, las monedas locales estaban vinculadas al dólar, pero el Banco del Líbano y el Banco Central de la República Argentina podían, y lo hicieron, participar en la ingeniería financiera y política monetaria discrecional, las cuales están prohibidas en virtud de un acuerdo de junta monetaria.
La propuesta de junta monetaria de Roberto Enríquez pondría fin a la pesadilla de Venezuela. Si bien la estabilidad puede no ser todo, nada se puede lograr sin ella.
Información por: El Nacional