La situación venezolana pasa por un periodo de hibernación después del shock que provocó la salida del país de Edmundo González, el opositor que con toda probabilidad le ganó las elecciones presidenciales a Nicolás Maduro, el actual presidente. Maduro, sin embargo, se ha negado a aceptar la derrota y ha impedido que el Consejo Nacional Electoral, el árbitro de los comicios, muestre los datos disgregados por todo el país. La ausencia de esta información, dos meses después del día de la votación, lleva a pensar a todo el mundo que el chavismo fue derrotado por la oposición, que lidera María Corina Machado. Maduro ya ha asegurado que se investirá presidente el 10 de enero, la fecha en la que debería llevarse a cabo la transición.
Gustavo Petro ha acudido a México para asistir este martes a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum, que a principios de junio consiguió un resultado abrumador a su favor en las presidenciales mexicanas. Su antecesor y la persona que la eligió como su relevo, Andrés Manuel López Obrador, unió fuerzas con Petro y con Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente de Brasil, para conseguir que el chavismo mostrase las actas del CNE, es decir, el verdadero resultado. Y en caso de que hubiese ocurrido lo que parecía inevitable -la derrota del chavismo después de 25 años convulsos en el poder-, que Maduro y su círculo íntimo diese pie a una transición. Eso, al menos en el corto plazo, no va a ocurrir, pero Petro, al menos, no quiere dar el asunto por zanjado. “Lopez Obrador es un amigo mío. Hemos sentido una gran conectividad, en pensamiento, obra, estilos. Obviamente, México y Colombia tienen diferencias y diversidades, estamos tratando de juntar el esfuerzo para tratar de dar una salida a Venezuela, de tipo político y pacífico, en ese esfuerzo estamos”.
Los tres países -México, Brasil y México- jugaron un papel muy protagonista en los días posteriores al 28 de julio, el día de la votación. Al tratarse de países con presidentes de izquierdas que tienen hilo con Maduro -sin que eso signifique que validen el autoritarismo del chavismo- se pensó que podían sentar en la mesa a negociar al presidente de Venezuela con el ganador, Edmundo, y eso diese comienzo a una transición pacífica. Sin embargo, Maduro nunca respondió a las peticiones de estos presidentes y ni siquiera se llegó a presentar a una reunión virtual a la que lo habían convocado. Ahora, Petro se mantiene en la idea de que el Gobierno tiene que demostrar las actas y continuar un periodo de negociación que, por ahora, no ha dado resultados.
Precisamente, este lunes Machado, ha recibido el premio Václav Havel, con el que el Consejo de Europa premia cada año una “acción excepcional de la sociedad civil en defensa de los derechos humanos en Europa y más allá”. El galardón constituye una muestra más del rechazo internacional al régimen de Caracas tras los resultados proclamados por las autoridades del país. La mayor parte de la comunidad internacional se ha negado a reconocer la legitimidad de la victoria que se arroga Maduro. Machado es la primera latinoamericana en recibir este galardón, que ha recogido presencialmente su hija, Ana Corina Sosa. Conectada por videoconferencia desde Venezuela, la líder opositora ha agradecido un premio que ha dedicado a “los millones de venezolanos que, cada día, encarnan los valores e ideas de [Václav] Havel” y que están dispuestos a hacer “sacrificios similares” a los que tuvo que hacer el líder de la Revolución de Terciopelo —que llevó en 1989 a la caída del régimen comunista en la entonces todavía Checoslovaquia— para lograr “nuestra propia libertad” en Venezuela.
Con información de El País | Juan Diego Quesada
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