El premio nobel hispanoperuano Mario Vargas Llosa aseguró este martes que en América Latina los escritores no están tan mal vistos como hace 30 años y que, en algunas ocasiones, reciben premios, aunque otras veces los echan (de su país), en referencia al escritor nicaragüense Sergio Ramírez.
Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1936) fue homenajeado hoy en el Instituto Cervantes de Madrid en un acto comisariado por Ramírez, en el que se presentó la primera parte de una obra que recopila seis décadas de producción periodística del autor de «La ciudad y los perros», el primer volumen dedicado a la cultura y, en especial, a la crítica literaria.
En una charla con los escritores Carlos Granés (Colombia), editor y prologuista del primer tomo de esta obra, «El fuego de la imaginación: libros, escenarios, pantallas y museos» (2023), y Ramírez, Vargas Llosa recordó sus inicios en la literatura y aseguró que no se reconoce en los primeros artículos que componen el libro.
El volumen, de cerca de ochocientas páginas, representa un recorrido del premio nobel sobre la creación literaria del siglo XX y lo que va del XXI, a través de artículos que datan de su época de lector principiante en Lima a sus 20 años.
«Muchos de los textos no los reconozco porque están escritos hace mucho tiempo y otros defienden unas posiciones que ya no son las mías, pero al mismo tiempo constituyen la historia de un escritor. Es fundamental ese pasado rico, contradictorio, complicado, en el que hay artículos muy contradictorios», indicó Vargas Llosa.
Explicó cómo empezó a escribir muy joven, en un periódico cuando estaba todavía en el colegio, y lo difícil que era en el Perú de la época acceder a la literatura de otros países, ya que estaba muy aislado.
«Recuerdo muy bien la primera vez que oí hablar de Borges», con quien confesó que tuvo una relación conflictiva: «entonces yo era miembro del Partido Comunista y Borges representaba todo lo que el comunismo odiaba».
También relató que «si uno quería ser escritor, había que salir del Perú, donde nadie se ganaba la vida así», y recordó que su sueño era ir a París, ciudad en la que nada más llegar se compró un ejemplar de un libro que le cambió la vida: «Madame Bovary»: «Flaubert me dio la pasión por la novela y la convicción de ser un escritor».
Respecto a la situación de los autores ahora, Vargas Llosa dijo que las cosas han cambiado en América Latina, donde «hay una derecha torva conformada en gran parte por militares y a los escritores les dan premios» y donde un personaje «siniestro» como Daniel Ortega, el presidente nicaragüense, da premios» a algunos escritores, mientras que a otros los echa, en referencia a Sergio Ramírez, a quien han retirado su nacionalidad.
Al primer tomo de la obra periodística y de ensayo de Vargas Llosa sobre la literatura y el arte le seguirán otros sobre Perú, las regiones convulsas en el mundo, los retos de la sociedad actual y un quinto más personal sobre viajes y personajes que han influido en el escritor.
En el homenaje a Vargas Llosa y su obra participan durante dos jornadas escritores españoles y escritores latinoamericanos residentes en Madrid, como la española Rosa Montero, el colombiano Héctor Abad Facilone, la nicaragüense Gioconda Belli o el peruano Jorge Eduardo Benavides.
Con información de EFE
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