«Dile al presidente Vladimir Putin que continúe perseverando como líder de la Humanidad. Desde Venezuela le mandamos un abrazo a ese gran líder de la paz». En el Palacio de Miraflores hubo algarabía diplomática esta semana y no precisamente por el polémico viaje de la española Cristina Gallach, número dos de Exteriores. Nicolás Maduro disfrutó por todo lo alto la visita del mejor de sus aliados, fundamental para mantenerse en el poder.
Por el Espectador de Caracas con información de Alberto News
En esta ocasión se trató de Yuri Borísov, viceprimer ministro ruso, quien firmó con el «presidente pueblo» una docena de acuerdos, sobre todo militares y energéticos. «Podemos mostrar la relación entre Rusia y Venezuela como una relación modélica, ejemplar, entre un país gigantesco eurasiático, potencia mundial, y un pequeño país suramericano que es potencia moral por Simón Bolívar y Hugo Chávez», pontificó Maduro, quien ya recibió el año pasado a Sergei Lavrov, canciller ruso.
El encuentro con el aliado ruso llega en el mejor momento para la revolución bolivariana, que intenta recuperar terreno en el continente con sus amigos ideológicos, inmersos en procesos electorales, y que necesita cortinas de humo para disfrazar la incómoda contienda bélica, en su propio territorio, contra los guerrilleros colombianos que se oponen a las FARC y el ELN.
Aliados, socios y amigos internacionales son hoy fundamentales para mantener en el poder a Maduro y su régimen, junto al generalato de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Unos y otros coinciden en algo: se benefician económicamente, y mucho, de esta relación.
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