UBS llega a un acuerdo para adquirir Credit Suisse por más de 2.000 millones de dólares

El banco suizo UBS ha alcanzado un acuerdo para adquirir Credit Suisse a cambio de más de 2.000 millones de dólares en acciones propias (unos 1.900 millones de euros), en una operación que fusionará a los dos mayores bancos del país. La transacción, adelantada en la tarde de este domingo por el Financial Times, se ha gestado durante un fin de semana agónico, cargado de reuniones de urgencia, en un intento, finalmente exitoso, por cerrar la venta antes de la apertura del mercado este lunes, cuando era previsible un nuevo desplome en Bolsa de Credit Suisse con potencial para provocar pérdidas a toda la banca.

Tras un tira y afloja en torno al precio —la primera oferta de UBS, de 1.000 millones, fue rechazada por demasiado baja— la presión ejercida por las autoridades suizas, y las ventajas prometidas al principal banco helvético para sacar la operación adelante, han sido suficientes para que este acepte comprar al que era considerado como su gran rival, si bien la distancia entre ambos se había agrandado en los últimos tiempos. Mientras UBS estaba valorado este viernes a cierre de mercado en 56.000 millones, su competidor rondaba los 8.000 millones de capitalización. Eso quiere decir que UBS pagará 0,50 francos por acción, prácticamente la cuarta parte de los 1,86 francos que valía en Bolsa Credit Suisse hace solo un par de días.

El pacto crea uno de los mayores bancos de Europa, y sirve para poner fin a la crisis de confianza que estaba desangrando a Credit Suisse. La entidad con sede en Zúrich ya vio como en el último trimestre de 2022 se producían fugas de depósitos. Aunque el Banco Nacional de Suiza insistió esta semana en que cumplía ampliamente con los requisitos de capital y liquidez, el temor de los clientes a que la situación del banco empeorase con sus ahorros dentro estaba alimentando nuevas huidas de dinero en medio de la marejada de informaciones negativas. Eso ha hecho insostenible la continuidad en solitario de Credit Suisse. La marca ha pasado de ser sinónimo de fiabilidad a convertirse en fuente de sospechas, dañando la reputación de la otrora intachable banca suiza, y convirtiéndose en un lastre para todo el sector.

El trato supone un alivio de cara a los mercados, pues sobre el papel evita una sesión desastrosa el lunes, pero preocupa por sus consecuencias para la competencia. Reducir de dos a uno el número de grandes bancos del país permitirá a UBS liderar el mercado suizo sin apenas oposición, y en el país empiezan a aparecer voces que advierten de que eso puede perjudicar a los usuarios, al quedar a merced de un solo gran banco. También existe inquietud entre los trabajadores. Credit Suisse contaba al término de 2022 con 16.700 empleados en Suiza y cerca de 50.500 en todo el mundo. Los solapamientos con UBS implicarán despidos, por lo que la Asociación suiza de empleados de banca (Aseb), ha pedido la creación de una fuerza de trabajo para proteger los puestos de trabajo.

UBS lleva tiempo beneficiándose de la crisis de su rival, del que provenían buena parte de sus nuevos clientes, y partía en una posición negociadora privilegiada, porque es el que toma riesgos al hacerse con Credit Suisse y cargar con toda su maleta de problemas, pero a la vez también se jugaba mucho en la operación para salvar a su rival, como explica a este diario el periodista suizo Yves Genier, autor de Escandales chez Credit Suisse. “UBS se beneficia de la imagen de Suiza, de su banca, y si Suiza dejara caer uno de sus dos grandes bancos, el otro va a sufrir fatalmente las consecuencias en términos de reputación e imagen, y la desconfianza va a instalarse”. Además, el bajo precio pagado, le da un amplio margen de maniobra para sacar rendimiento a la adquisición si es capaz de sanear el banco.

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