El cambio de Administración en Estados Unidos augura una nueva era para la cooperación internacional tras el desprecio que mostró el presidente Donald Trump a todo tipo de multilateralismo y que puso de manifiesto con varios gestos, entre los cuales el más extremo fue la retirada de su país de varias organizaciones de ámbito global.
La tensión entre la Administración de Trump y las instituciones multilaterales no fue en ningún lugar tan palpable como en Ginebra, que concentra decenas de organizaciones que funcionan como ejes de la cooperación global en las temáticas más diversas y que en los últimos años sufrieron sus constantes ataques.
De los derechos humanos a la sanidad y de los refugiados a la cultura, sin olvidar el medio ambiente o el comercio mundial, pocas fueron las áreas que no estuvieron amenazadas o resultaron impactadas por la concepción del presidente estadounidense y de su equipo más cercano de que el multilateralismo era más un lastre que una fuente de beneficios.
La elección de Joe Biden ha despertado la esperanza de que la confrontación sea reemplazada por la cooperación y que EEUU vuelva a ocupar los asientos que abandonó en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que se detenga a tiempo el proceso para su retiro de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que levante el bloqueo que ejerce en la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Las tres entidades funcionan en Ginebra, que también acoge la sede europea de la ONU y que es donde se ha sentido de forma desproporcionada la presión contra el multilateralismo, que también llevó a Trump a ordenar el retiro de su país del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, de la UNESCO y a recortar por completo sus fondos a la agencia de la ONU que auxilia a los refugiados palestinos en Oriente Medio.
Por la urgencia que impone la pandemia de coronavirus, los diplomáticos acreditados en Ginebra consideran que el paso más urgente es que la Administración Biden detenga la salida de EEUU de la OMS, algo que durante la campaña prometió que haría apenas iniciara su mandato y que debería ir acompañado del descongelamiento de su financiación.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha sido el primer jefe de una gran agencia de la ONU en saludar a Biden, a quien ha ofrecido toda su colaboración.
En cambio, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha preferido esperar a que la victoria de Biden sea oficial.
Trump había justificado su decisión contra la OMS acusándola de mala gestión de la crisis sanitaria, de actuar en connivencia con China y de no haber realizado las reformas internas que exigía.
El Consejo de Derechos Humanos (CDH) espera el retorno de su miembro más prominente, cuyo retiro en 2018 hizo posible que otras potencias –no necesariamente apreciadas por su respeto de los derechos humanos- asumiera un rol más protagónico.
“Sin duda a raíz de la salida de EEUU del Consejo, Rusia y China, especialmente China, empezaron a participar de forma más activa y a mostrar más iniciativa, sin duda la voz de China se escuchaba más” comentó un participante en el CDH.
Sin embargo, esa no fue la primera vez que EEUU se apartaba de ese órgano. Ya lo había hecho George Bush, pero cuando Barack Obama llegó a la presidencia (2019) una de las primeras órdenes que dio fue que su país buscara nuevamente ser parte de los 47 países que integran –de manera rotativa- este órgano.
Si Biden se inspira en lo que hizo Obama, EEUU de todos modos tendrá que esperar hasta 2022 para volver como miembro pleno al CDH, ya que el puesto que dejó fue ocupado por Islandia y no habrá elecciones para nuevos integrantes hasta octubre próximo.
Los elegidos se incorporarán en enero del siguiente año, lo que no impide que la delegación estadounidense vuelva apenas Biden asuma el poder a la sala de reuniones y participe en los debates, particularmente en cuestiones en las que siempre mostró particular interés, como la libertad de expresión, los derechos del colectivo LGTBI o situaciones de países, como las de Siria, Yemen o Sudán del Sur.
No obstante, es probable que ciertas tensiones persistan entre EEUU y el CDH, al que los sucesivos gobiernos estadounidenses le han reprochado su supuesto sesgo antiisraelí.
La elección de Biden ha devuelto a la OMC la perspectiva de superar una de las peores crisis que ha pasado en sus 25 años de existencia y aleja la amenaza de un retiro de EEUU, que desde hace un año bloquea por completo el funcionamiento de su Organo de Apelaciones, última instancia en las disputas comerciales entre países.
Washington ha impedido más recientemente la elección de una nueva directora general, inclinándose de manera obstinada por la candidata de Corea del Sur y obstaculizando el consenso a favor de la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala, quien ha recibido el apoyo de todos los demás países.
En la sede de la ONU reina cierto optimismo “de volver a tener una relación normal y abierta” con EEUU, que es con distancia del resto el mayor contribuyente al presupuesto regular de la Organización.
“Trump era muy imprevisible y creemos que Biden será más favorable a la noción de multilateralismo”, subrayó una fuente de la Organización. EFE