Gonzalo Oliveros Navarro: Tres vias

El próximo 28 de julio hay en Venezuela elecciones presidenciales. Al día de hoy, ninguna de las encuestadoras de credibilidad en el país le asigna posibilidad de victoria a quienes desde 1999 ocupan el poder.

Un sentimiento de hartazgo pareciere ha permeado en la mayoría de los electores venezolanos, que se evidencia en la abismal diferencia que las encuestas reflejan entre el posible ganador, el embajador Gonzalez Urrutia y su inmediato seguidor, el inquilino de Miraflores.

La victoria en la elección del primero no significará para quienes lideren la derrota que el mandado se hizo, por el contrario. Casi seis meses separaran el evento comicial de la toma de posesión, lo que en la actual situación del país es una eternidad.

En ese escenario, quienes ganaron querrán cobrar inmediatamente el triunfo y por el contrario el adversario, dado el ambiente generado querrá tener las mayores garantías, esas que han solicitado discutir, convenir y aprobar vía referendo los presidentes Petro y Lula.

Alguno pensará que hay experiencias americanas respecto de situaciones análogas que pudieren repetirse quizás hasta mecánicamente.

La primera la argentina de Cámpora y Peron. El primero electo presidente gracias a la popularidad del segundo impedido de competir por decisión de los militares gobernantes, es la primera referencia y seguramente la que muchos, en su mente aspiran repetir en nuestro país. Ella, en lo personal lo creo un imposible. No es comparable el gobierno argentino que entregó a Cámpora, sin pueblo y sin viudas que lloraran su partida, con lo que ocurre en Venezuela donde, todas las encuestas lo afirman, el gobierno tiene un respaldo del 20% de la población. Por allí entonces no va la salida a nuestra situación.

La segunda es la vía chilena-nicaraguense. Los derrotados, como en el caso Pinochet u Ortega, se quedan con representación de fuerza e institucional en el gobierno y el nuevo presidente y quienes le acompañaran en su gestión, deberán cohabitar con quien hasta pudo ser su opresor. Esa a mi juicio es más factible que la anterior pero tiene una falencia, las sanciones que pesan de manera individual sobre quienes seguramente serían los elegidos para ejercer la función que correspondiente a Humberto Ortega en la Nicaragua de la señora Chamorro, por solo mencionarlo a el, sin obviar que en el actual parlamento venezolano el gobierno actual es aplastante mayoría.

La tercera vía sería inédita, una venezolana. Una construida sobre un lienzo en blanco que implique por tanto dibujo libre para quienes tengan el pincel. Una que seguramente conllevará decisiones sorprendentes y quizás dolorosas para algunos y que implicará acuerdos entre hasta hoy, adversarios irreconocibles que se necesitan recìprocamente pues, en estos 25 años, ninguno pudo exterminar al otro.

Admito que no veo posible la primera; que pensé en un momento -y hasta lo escribí- factible la segunda pero que realmente creo que vamos hacia la tercera y mucho más si partimos de que, quien tiene la posibilidad cierta de acceder a la presidencia de la república, viene del mundo diplomático y por ende sabe construir acuerdos.

Si esa vía es la que finalmente se desarrolla, sería factible ver, prontamente, el inicio del proceso consensuado de la reinstitucionalización del país que algunos creemos fundamental para avanzar en estado crisis que agonia a esa tierra al norte del suerte.

En casi dos meses y medio ante nuestros ojos, de confirmarse las conclusiones de los encuestadores referidos, comenzarà a desarrollarse alguna de las vías descritas.

Gonzalo Oliveros Navarro
@barraplural

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