Muchas mujeres describen el embarazo como la etapa más hermosa de su vida. Sin embargo, este periodo puede no ser tan placentero en todos los casos. Algunas embarazadas son más susceptibles a padecer alteraciones psicológicas. ¿Deseas saber más sobre los trastornos alimenticios en el embarazo? ¡Sigue leyendo!
Por: El Espectador de Caracas con información de Mejor con Salud
Por desgracia, la incidencia de este tipo de alteraciones en las mujeres gestantes ha aumentado en los últimos años. De hecho, según estudios afecta a 1 de cada 20 mujeres gestantes, aunque la incidencia puede ser mayor en los países desarrollados.
Los trastornos alimenticios en el embarazo modifican de forma negativa la salud de la madre y del bebé. En este sentido, conviene conocer más acerca del tema y saber identificarlo.
¿Qué son los trastornos alimenticios y cómo afectan en el embarazo?
Los trastornos alimenticios no son más que alteraciones psicológicas que abarcan ciertos disturbios al momento de comer. Este tipo de alteraciones suelen estar relacionadas con la imagen y el peso corporal. Las mujeres jóvenes son las más susceptibles a padecerlos, sobre todo durante la adolescencia.
Se causan diversos desequilibrios en el organismo, sobre todo hormonales. De esta manera, las mujeres con trastornos alimentarios tienden a tener menstruaciones irregulares y problemas con la fertilidad.
Las complicaciones y los riesgos aumentan cuando los trastornos alimenticios se presentan en el embarazo. Esto se debe a que los requerimientos nutricionales son mayores en la etapa.
Una de las principales causas de la aparición de estos trastornos en las embarazadas es el temor excesivo a aumentar de peso. También se encuentran relacionados con la ansiedad y la depresión, que muchas mujeres sufren durante este periodo.
Desafortunadamente, los trastornos alimenticios en el embarazo suelen pasar desapercibidos. Este hecho se debe a que algunas mujeres tienen vergüenza de admitir el problema, además de que se sienten culpables por los riesgos que esto implica para el bebé.
En este sentido, resulta fundamental identificar las señales de alerta:
- Realización de ejercicio extenuante.
- Miedo excesivo a aumentar de peso.
- Ingesta inusualmente grande de alimentos.
- Aumento de peso inadecuado durante la gestación.
- Ansiedad a la hora de comer o evitación de la alimentación.
¿Cuáles son los trastornos alimenticios más comunes en las gestantes?
Las mujeres embarazadas pueden sufrir múltiples alteraciones relacionadas con la alimentación. La duración de estos trastornos es variable e incluso pueden permanecer por años después del parto.
1. Anorexia nerviosa
La anorexia nerviosa se caracteriza por la restricción excesiva en la ingesta de alimentos, lo que genera una pérdida de peso acelerada y severa. Las mujeres con este trastorno tienden a consumir una cantidad muy baja de nutrientes, insuficiente para cubrir sus requerimientos.
La anorexia nerviosa es uno de los trastornos alimenticios más comunes alrededor del mundo. Según una publicación de la revista JAMA Psychiatry, se asocia a complicaciones en la gestación como aumento en los vómitos propios del embarazo, anemia o parto prematuro.
2. Bulimia nerviosa
Este es, probablemente, el trastorno alimentario más común en las mujeres embarazadas. Se caracteriza por episodios regulares de atracones seguidos de medidas purgativas o ciertos comportamientos compensatorios. Las medidas compensatorias pueden variar desde el uso de laxantes y el vómito inducido hasta la realización de ejercicio extenuante.
El principal objetivo de los comportamientos compensatorios sería evitar el aumento de peso producido por el atracón. Por fortuna, los síntomas de la bulimia nerviosa tienden a disminuir durante el embarazo. No obstante, siempre es necesaria la ayuda especializada.
3. Trastorno por atracón
Este padecimiento se caracteriza por episodios seguidos de atracones con sensación de pérdida del control y malestar posterior a la ingesta de alimentos. El mismo se diferencia de la bulimia nerviosa porque no existe ningún tipo de comportamiento compensatorio.
El riesgo de padecer trastorno por atracón suele aumentar en el embarazo, ya que muchas mujeres ven este periodo como la oportunidad perfecta para librarse de dietas restrictivas. Los factores que influyen en su aparición son muy variados, aunque una investigación determinó que el peso preconcepcional es determinante.
Posibles riesgos de los trastornos alimenticios en el embarazo
Como ya lo hemos mencionado, los trastornos alimenticios en el embarazo conllevan múltiples riesgos tanto para la madre como para el bebé. Cada alteración puede generar complicaciones muy diferentes.
En términos generales, se asocian con lo siguiente:
- Parto prematuro.
- Bajo peso al nacer.
- Aborto espontáneo.
- Diabetes gestacional.
- Problemas respiratorios.
- Malformaciones congénitas.
- Restricción de crecimiento intrauterino.
- Aumento en la probabilidad de practicar una cesárea.
Además, los trastornos de la alimentación durante la gestación también generan complicaciones posparto. Las mujeres tienden a ser más propensas a sufrir depresión, hemorragias o a tener problemas para el amamantado del bebé.
¿Por qué se debe buscar ayuda profesional?
La ayuda profesional en los trastornos alimenticios en el embarazo es fundamental para tratar los síntomas de la patología y prevenir las complicaciones en la gestación. Lo principal que deben hacer las mujeres es admitir que tienen un problema, a pesar de los estigmas sociales.
Por desgracia, estas patologías no cuentan con un tratamiento específico y deben ser abordadas por un grupo de diversos especialistas. En primer lugar, el psicólogo se encargará de determinar y tratar el origen del problema.
Por su parte, el nutricionista establecerá una dieta adecuada que satisfaga los requerimientos y que la mujer sea capaz de tolerar. Los obstetras y los pediatras también juegan un papel clave en el abordaje. Ellos serán los encargados de velar por el estado físico de la madre y del bebé.
Un problema común e infravalorado
Los trastornos alimenticios en el embarazo son alteraciones relacionadas con la ingesta de alimentos y la imagen corporal. Estas alteraciones causan múltiples complicaciones en las mujeres y en el bebé, por lo que su atención inmediata no debe postergarse.
Por desgracia, suelen pasar desapercibidos, debido a que las madres son incapaces de identificar el problema. En este sentido, hay que detectar las señales tempranas y buscar ayuda médica especializada.