El tradicional desfile por el Día Internacional del Trabajo regresó este domingo a Cuba, luego de dos años suspendido por la pandemia, con una un despliegue masivo y festivo, con decenas de miles de personas coreando consignas y portando carteles a favor del Gobierno.
Por: El Espectador de Caracas / EFE
Los participantes comenzaron a desfilar a las 07.00 hora local (11.00 GMT) por cerca de tres horas, con música cubana y arengas alusivas a la fecha a gran volumen por la megafonía, pasando frente a la tribuna de autoridades, encabezada por el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y su predecesor, Raúl Castro.
El expresidente, que tiene ya una limitada actividad pública pero mantiene su ascendiente, presenció el desfile desde la tribuna, saludó en repetidas ocasiones al público y departió con las autoridades a su alrededor.
Los primeros en atravesar la Plaza de la Revolución, escenario de históricos actos multitudinarios en las últimas seis décadas, fueron 50.000 médicos y científicos responsables de desarrollar las vacunas locales contra la covid-19, a los que se dedicó especialmente el desfile.
Les siguieron grupos de empleados de todos los ministerios, instituciones y empresas del Estado, del Banco Central y el Tribunal Supremo, cada colectivo portando una pancarta con el nombre de su centro de trabajo.
Además, muchas personas llevaban banderas cubanas y pancartas con lemas («¡Vamos con todo!», «Patria o muerte»), imágenes de líderes cubanos -de Fidel Castro a José Martí, pasando por Díaz-Canel, Ernesto «Che» Guevara y Camilo Cienfuegos- y críticas a EE. UU. por el bloqueo (embargo).
La marcha estuvo organizada por la estatal Central Trabajadores de Cuba (CTC) y, como es habitual, se replicó en las principales ciudades del país.
INVITADOS INTERNACIONALES
En el desfile participaron también más de 1.000 delegados internacionales de 60 países y representantes de 219 organizaciones y asociaciones, según informaron los organizadores.
La joven sindicalista uruguaya Mariana Nieves, dijo a Efe que estar por primera vez en La Habana era «muy emotivo» para ella y una forma de apoyar «la lucha del pueblo cubano contra el bloqueo económico de Estados Unidos».
A su lado, la activista inglesa Gemma refirió estar aquí «con mucha gente de Reino Unido e Irlanda en solidaridad con Cuba, con la Revolución y volver a nuestro país a contar a todo el mundo sobre lo increíble que es Cuba. ¡Viva Cuba!»
Mientras tanto, Duane Stilwell, representante de la organización no gubernamental estadounidense Saving Lives Campaign describió la visita como «una inspiración».
Este jubilado de Arizona y sindicalista durante décadas consideró además que «Cuba es un faro, único en el mundo», mientras explicó la campaña que realizaron en su país para recaudar dinero y enviar más de 3 millones de jeringuillas al país caribeño.
EL CONTEXTO DEL DESFILE
Antes de arrancar el desfile, el secretario general de la CTC, Ulises Guilarte de Nacimiento, afirmó que el contexto internacional es «complejo y desafiante» y denunció el aumento de la «hostilidad y el bloqueo económico de Estados Unidos contra la isla como «el principal obstáculo» para su desarrollo.
El dirigente sindical agregó que «todo ello influye en el desabastecimiento (de productos básicos) y la inflación» existente en la isla, que atraviesa una crisis grave económica.
Este escenario, con problemas de abastecimiento y una fuerte inflación, es fruto de la combinación de las consecuencias de la pandemia, el endurecimiento de las sanciones estadounidenses y los fallos en la gestión macroeconómica nacional.
El desfile de este año, con una asistencia similar a la de ediciones anteriores, fue el primer acto político masivo tras las protestas antigubernamentales del 11 de julio de 2021 y una oportunidad para el Gobierno para demostrar su poder de convocatoria.
Opositores y voces críticas al Gobierno llamaron a quedarse en casa y no marchar ya que, dadas las dificultades económicas, consideran que no hay motivos para celebrar en Cuba.
Algunos activistas y periodistas independientes han denunciado desde el sábado haber sido amenazados por agentes de la seguridad del Estado e incluso haber quedado recluidos en sus casas.