25 de noviembre de 2024 10:29 AM

Tipología del elector venezolano

Advierto de entrada al lector que no se trata en las siguientes líneas de un sesudo trabajo sociológico. Es solo la impresión que a un venezolano del común le producen las distintas reacciones que observo del llamado a elecciones presidenciales el próximo 28 de julio y la inscripción del gobernador Rosales a la misma sin esperar la postulación por la tarjeta de la Manito. De entrada advierto: Estoy de acuerdo que todos los factores que se dicen adversarios del señor Maduro que tenían derecho a postular lo hubieren hecho; creo supremamente lamentable que, por reacciones viscerales ello no hubiere ocurrido y se facilitare, via abstención, que una parte del país no tuviere posibilidad de opinar participando el dia de la elección. Hecha esa claridad, de la observación y reacciones que uno observa en el electorado, concluyo que los venezolanos en edad de votar pueden dividirse en cinco grupos, a saber: indiferentes, decepcionados, convencidos, exquisitos y pragmáticos. Una parte de los primeros seguramente no requiere mucha explicación. Se trata de personas que desde tiempo atrás, sus padres inclusive desde antes de la llegada de Chávez, decidieron no ejercer su ciudadanía. Son las personas a las cuales les es absolutamente indiferente lo que ocurra en el país, siempre que sus negocios y vida familiar vaya bien. No tienen ellos un esposo, pariente o padre preso pues no se meten en política.

Los hijos que en el exterior se encuentran allá residen por razones de estudio o trabajo y al país regresan cuando les parece para visitar, ni más faltaba, Los Roques o Canaima y luego de disfrutar a la familia, retornan saliendo por Maiquetía sin problema alguno a sus actividades habituales en el exterior. Son las personas a las cuales perturban las marchas opositoras o del gobierno porque los obligan a llegar tarde al compromiso adquirido. Otra parte de ellos son en su mayoría jóvenes.

La conducta que los últimos 25 años han observado en gobierno y oposición, bien por percepción personal o por información familiar, los lleva a no participar. No tuvieron la suerte de sus padres de poder recibir, en la mayoría de los casos, una educación de calidad que en otras condiciones les hubiere permitido progresar lo que, aunado a las condiciones económicas internas que han vivido, les impide ver en Venezuela su futuro, por lo que tienen la vista puesta fuera de las fronteras patrias. Ese es el primer grupo.

El segundo grupo lo conforman los decepcionados, de ambos bandos del espectro político. Pusieron sus esperanzas en personajes del gobierno o de la oposición y su accionar o los resultados de este no acorde con sus expectativas, los llevó a esa posición y de allí nadie los saca.

El tercer grupo lo integran los convencidos y en ellos, al igual que en el precedente, los hay de la actuación del gobierno y de un tipo de liderazgo opositor. Para los primeros, el proceso político que se ha adelantado en el país es el correcto; la democracia les falló y solo el socialismo del siglo 21 devenido en madurismo es la receta que debemos tomar para que las cosas cambien; a ellos les es indiferente que las cifras les desmientan, total es el bloqueo; les es inverosímil –en palabras de Cantinflas- que cada vez menos hijos les acompañen en su mesa, total se convirtieron en pitiyanquis.

Lo fundamental es que el proceso avance. Por su parte, los opositores que integran ese grupo son aquellos que siguen, ciegamente a un líder o porque no, lideresa; comparten con esa persona absolutamente todos sus principios, valores, creencias y opiniones de manera tal que lo que ella diga se acata a pies juntillas, cual dogma de fe, independientemente de que, en algún momento su accionar pueda conducir al abismo.

El cuarto grupo lo integran los exquisitos. Es esta una gente muy particular. Son los que llaman al gobierno del señor Maduro dictadura o mejor régimen subrayado, alargado y en mayúscula; los que le exigen comportamientos de democracia suiza y se disgustan cuando este actúa como lo que es. Ellos normalmente tienen algún familiar o amigo detenido o en el destierro por razones políticas o humanitarias; algunos inclusive tienen hijos fuera del país o allí residen porque este les negó las posibilidad de crecer económicamente y allende las fronteras fueron a parar a los fines de tratar de mantener, recuperar o lograr la calidad de vida que tuvieron o aspiraban tener en Venezuela.

Es ella la gente más exigente en lo moral; así, sí la alternativa que se les presenta para resolver la crisis, no cumple los estándares éticos, morales o personales a los que aspira, pues entonces no es la solución y no votaran por ella aun en el caso que fuera la única elección posible.

En atención a esa conclusión, son ellos los que afirman rotundamente que si María Corina Machado o la doctora Yoris no son la candidata postulada por la razón que sea, inclusive que el gobierno lo impidió, no votarán; son las que tampoco lo harán porque el gobernador Rosales se postuló sin reunir los altos estándares que los mismos aplican y por ende por no reunir los requisitos para ello, a pesar de que la tarjeta a través de la cual lo hizo es la misma que estaba al servicio de quien resultó inhabilitada, por lo que, parodiando a Laura Pérez -la sin par de Caurimare- de seguidas voltearán la cabeza batiendo el cabello y avanzarán con paso erguido en retirada hacia la salida, preferiblemente en avión.

Son ellos la gente que el domingo va a misa, reza padres nuestros y ave marías pero se olvida que con su actitud, por no decir falta de solidaridad con el prójimo, puede condenar a quienes si están tras las rejas, a que su carcelero -gracias a su dignidad- pueda mantenerse custodiando las llaves de la libertad o que su pariente o amigo que en el destierro, está no pueda regresar al país mientras los que gobiernan en Miraflores se mantengan.

Presumo de ellos que en otra vida, de haber sido norteamericanos en agosto del año 1945, habrían liderado una protesta ante la Casa Blanca porque el presidente Truman había acabado la guerra con el Japón y liberado a los presos que estos tenían, matando a miles de civiles inocentes con dos bombas atómicas mientras sus hijos norteamericanos llegaban con vida de la guerra. Total, es una cuestión de dignidad.

Los últimos son los pragmáticos, grupo este también conformado tanto por los que están con el gobierno venezolano como por un sector de la oposición. Los primeros participan en la vida política porque saben que lo que está en juego no es el gobierno, es el poder, ese que en la actual situación del país les permite una ventaja respecto de los que se oponen al mismo, bien porque conocen a alguien en este que en algo les puede colaborar, bien porque perciben alguna canonjía del Estado, unas veces producto del trabajo y otras, simplemente por el hecho de no ser opositor activo.

A su vez los pragmáticos opositores son aquéllos que quieren un cambio político en el país independientemente de quien lo lidere; son los que están convencidos que la abstención del 2018 –muy digna por demás- facilitó que unos se atornillaren en el poder por un sexenio mas y algunos otros utilizaren la migración en beneficio personal mientras el resto, bien dentro del país o fuera de el, pasaban las de Caín por tan meritoria decisión y las políticas y económicas que las originaron.

Son los que están convencidos que Maduro no abrirá las cárceles para que los presos políticos salgan y por el contrario mantendrá aquellas para que otros más entren; son los que entienden que el desterrado no regresará hasta que un nuevo gobierno tome el poder y los que añoran que los esposos, hijos y nietos que tuvieron que salir para aspirar tener la vida que el país les negó, tengan la posibilidad de hacerlo si lo desean porque un nuevo gobierno tiene más posibilidad de cambiar las cosas que la continuación del vigente. En un sistema como el venezolano, donde el poder es ejercido de la manera que conocemos, en el cual la ley es la que diga quien ocupa Miraflores, esas posiciones existen y cada una de las mismas es absolutamente respetable. En todo caso, estimo que cualquier venezolano que me lea está encuadrado en alguna de ellas. Que cada quien elija su posición.

Gonzalo Oliveros Navarro

@barraplural

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