“La libertad necesita ser defendida incluso de la democracia. Es preciso inculcar a los demócratas el respeto por la libertad”. John Stuart Mill, Sobre la libertad.
Es necesario abrir un debate programático sobre el Estado venezolano del futuro democrático al cual aspira la inmensa mayoría de los venezolanos. A continuación expongo algunas primeras tesis que a mi modesto entender puedan contribuir a encauzarlo:
- La garantía del orden y la convivencia pacífica dentro del territorio donde pretende ejercer su poder, implica por parte del Estado gozar del monopolio de la violencia legítima. En el Estado democrático; sin embargo, la violencia debe ser lo excepcional y el consenso la regla. En Venezuela tal tarea se torna prioritaria. Es conocido que amplios espacios del territorio nacional están regidos por la violencia ilegítima y no están controlados por el Estado, o tiene que compartirlos con grupos paraestatales o antiestatales de diversa naturaleza que a todo evento conspiran contra el orden y la convivencia pacífica que el Estado debe garantizar. Esto implica un fortalecimiento de la institución militar en su crucial misión de seguridad y defensa, con el acompañamiento de la sociedad civil de acuerdo con el principio de corresponsabilidad.
- El Estado venezolano debe aspirar a ser un efectivo Estado de Derecho, de acuerdo con la cualidad que le da a este concepto nuestra ley superior. En efecto se trata de un Estado social de derecho con funciones sociales claramente establecidas en la Constitución, como cometidos que responden al logro de la satisfacción de necesidades a tenor de la carta de derechos allí recogidos, como son los casos de la educación , el trabajo, la familia, la seguridad social y la protección del ambiente.
- En materia económica y al unísono de sus funciones sociales, debemos asumir sin complejos una fuerte crítica al estatismo, al intervencionismo excesivo del Estado en la sociedad, que ha revelado ser en nuestra historia reciente disfuncional, corrupto e ineficaz, además de atentatorio contra la libertad. Soy partidario de un Estado subsidiario respecto a la sociedad civil. Debemos estudiar a fondo y ensayar, dentro de nuestra especificidad, el modelo de la economía social de mercado, exitoso por sus virtudes de congeniar la economía de libre mercado con los cometidos sociales que el Estado debe procurar, de acuerdo con el principio cardinal: Tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario. Consecuencia de este acerto, debemos entrar sin complejos en un proceso privatizador de actividades que el Estado debe abandonar, y por tanto debe devolver a la sociedad civil.
- Las relaciones del Estado con la sociedad civil pasa a ser el elemento fundamental de la reforma del Estado. La reducción del Estado excesivamente burocratizado del presente lleva inevitablemente al fortalecimiento de la sociedad civil. Una sociedad civil democrática, inclusiva, solidaria, antioligárquica, pluralista, que rechace e impida, al unísono del Estado, su mineralización corporativa , el llamado neocorporativismo, por sus nefastas consecuencias en la formación de privilegios y la aparición de odiosas desigualdades sociales.
- Por supuesto, estoy de acuerdo en reiniciar el proceso de descentralización del Estado, según el principio de la subsidiariedad, pues está demostrado que la descentralización estimula la sociedad civil, contribuye a la práctica de la ciudadanía y la democracia, además de ser el conducto natural a través del cual nos relacionamos con el Estado.
- Insistiría como tarea capital de la nueva realidad que queremos construir, en las actividades vinculadas a la formación ciudadana y la educación en derechos humanos, por lo cual un nuevo papel de la escuela pasa a ser fundamental. La nueva política debe verse desde la sociedad hacia el Estado, y no desde el Estado hacia la sociedad, donde el ciudadano, con su carta de derechos y deberes, organizado democráticamente, impone al Estado su hoja de ruta en función del logro de una comunidad de hombres libres y solidarios.
En próximas entregas seguiré analizando tan relevante tema. La política es debate de ideas guiado por el esfuerzo de conciliación. No impongo puntos de vista sino los expongo para la deliberación.
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