Paralelamente a la conmoción social que vivimos y a la transición hacia nuevas formas entran en el escenario la cibernética, la inteligencia artificial y todos los avances tecnológicos que se alzan como los nuevos facilitadores de metáforas. La cibernética pretende ser un rompimiento de estrechez y agrupar no sólo científicos de diferentes áreas sino empadronarse como movimiento de ideas. Si bien se plantea como el estudio de las máquinas, su interrelación con los humanos es punto clave, a un ritmo sin antecedentes, sobre todo porque al modelar un objeto lo que ha tenido en cuenta ha sido la reproducción de su funcionamiento sobre otra estructura y el objetivo de mostrar un comportamiento similar a la del original, como las primeras similitudes con los animales, esto es, reproducir la vida.
Por: El Espectador de Caracas con información de El Universal
La Inteligencia Artificial (IA) se ha propuesto el desarrollo computacional capaz de mostrar una conducta inteligente, en algunos casos emulando a los humanos, en otros sin perseguir tal emulación. En cualquier caso una computadora diseña actitudes y afecta disposiciones psicológicas. Si caemos en hipótesis lo menos que podemos argumentar es que vamos hacia una interrelación hombre-máquina que nos conduce hasta planteamientos como el hombre protésico, el ciborg o androides o humanoides o replicantes y, en el campo social, hacia una organización cooperativa de hombres y máquinas. De allí los planteamientos que vemos del transhumanismo y del poshumanismo.
Ciencia y sociedad marchan hoy entrelazadas, aunque, al mismo tiempo, se ha producido la ruptura del equilibrio entre el hombre y la sociedad. Este avance implacable de la era digital está fundamentado en una interacción de la tecnología, el procesamiento de información y el conocimiento aplicado a las máquinas.
Los procesos científicos que vivimos han alterado la relación del hombre con la naturaleza y la interacción entre los seres vivos, de manera que deben ser mirados en el contexto social. Si bien la capacidad de modificar la naturaleza siempre ha estado presente en la historia humana, nunca como ahora. Asistimos, por ejemplo, a la paradoja de un sistema de comunicaciones que facilita notablemente el intercambio y la organización, pero que al mismo tiempo aísla.