26 de noviembre de 2024 11:27 AM

Supermercados para personas de bajos recursos en Suecia

Con la inflación más alta de las últimas cuatro décadas, Suecia, uno de los países más ricos del mundo, también está sintiendo en carne propia los efectos del aumento global en el costo de la vida.

Con una histórica escalada anual de 11,5% en noviembre, los precios de los alimentos y de la energía han puesto en apuros a una parte de los 10,4 millones de habitantes en la nación nórdica.

Y el futuro no se ve muy alentador.

«La economía y los hogares suecos estarán bajo presión en los próximos años», dijo la ministra de Finanzas, Elisabeth Svantesson, poco antes de la Navidad.

Con precios récord en las tarifas de electricidad, dificultades para conseguir comida a precios razonables y un gran aumento en el pago de las hipotecas, muchos hogares suecos están enfrentando una situación a la que no estaban acostumbrados.

«Una mayor necesidad de apoyo»

Así lo ha comprobado Johan Rindevall, jefe de la cadena de supermercados sociales Matmissionen, en Estocolmo, quien durante este año vio cómo se duplicó el número de clientes.

«Hemos notado una mayor necesidad de apoyo entre las personas que conocemos a través de nuestra organización», dijo Rindevall.

Para acceder a los precios de descuento a través de una membresía, las personas tienen que tener un bajo nivel de ingresos en relación al resto de la población sueca.

Incluso, cuenta el emprendedor social, han aumentado los clientes que -pese a tener un mayor ingreso que el mínimo establecido por el sistema de membresía- los han contactado para pedirles apoyo.

Un país desarrollado como Suecia no define la pobreza con los estándares que se utilizan en otras partes del mundo.

Por ejemplo, bajo las estimaciones que hace el Banco Mundial, el país prácticamente no tiene pobres.

Suecia utiliza la definición de la Unión Europea de «riesgo de pobreza». Desde esa perspectiva, una persona está en una situación de riesgo, cuando vive con menos del 60% del ingreso medio del país.

Según cifras recientes de la Oficina Central de Estadísticas, cerca de un 15% de la población sueca está actualmente en aquella situación de riesgo, mientras que hace 20 años, solo era un 9,6%.

No son personas que pasen hambre, advierte Rindevall. Son personas con un nivel de vida «significativamente más bajo que el del resto».

«Nos encontramos con familias que no tienen la opción de reducir costos. No tienen ahorros a los que recurrir, lo que los obliga a bajar los gastos de subsistencia», agrega.

Muchas veces dejan de comprar alimentos nutritivos para que les alcance el presupuesto.

No tirar la comida a la basura

Considerada una empresa social, Matmissionen tiene como uno de sus principales objetivos reducir el desperdicio de alimentos.

¿Cómo lo hace? Vende productos donados por empresas de alimentos que de otra manera serían desechados.

Así los clientes, muchos de ellos jubilados, cesantes o recién inmigrados, pagan un tercio del precio original por cada producto.

Además de tener habilitadas ocho tiendas en diferentes ciudades, que atienden a 25.000 miembros, la organización hace reparto de alimentos a 25 refugios.

La mayor demanda por sus servicios este año, explica Rindevall, está relacionada con que han abierto nuevas tiendas, han llegado más refugiados desde Ucrania y, sin duda, por el imparable aumento de la inflación.

Con información de BBCNEWS MUNDO.

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