Una nueva investigación realizada por científicos del Centro de Investigación del Cáncer (CSIC-Universidad de Salamanca) y el Instituto de Biomedicina de Sevilla (CSIC-Junta de Andalucía-Universidad de Sevilla) ha demostrado que suprimir los genes SOS1 y SOS2 tiene un efecto antitumoral en el cáncer de pulmón con mutación en KRAS. Este hallazgo tiene una gran relevancia, ya que este tipo de tumores se vuelven resistentes a las terapias disponibles y descubrir nuevas dianas terapéuticas permitirá desarrollar nuevos tratamientos más eficaces contra el cáncer de pulmón.
El estudio se ha publicado en la revista Nature communications y ha sido liderado en el IBiS por el Dr. Fernando Calvo Baltanás, investigador en el laboratorio de Fisiopatología de células madre neurales en el IBiS y profesor perteneciente al Departamento de Fisiología Médica y Biofísica de la Universidad de Sevilla, y en el CIC por el Dr. Eugenio Santos. Sus resultados suponen la primera descripción de que la eliminación de una proteína denominada SOS1 puede incrementar el efecto antitumoral en la modulación del microentorno tumoral.
“En concreto, hemos descubierto que la eliminación de la proteína SOS1 reduce la actividad de distintos tipos celulares, como los fibroblastos o los macrófagos, que se encuentran en el microentorno tumoral, lo que a su vez incrementa el efecto antitumoral”, ha explicado el Dr. Santos, investigador principal del Centro de Investigación del Cáncer (CIC) y del CIBERONC.
Relación entre el cáncer, las proteínas RAS y los genes SOS1 y SOS2
Las proteínas Ras se encargan de regular una gran variedad de procesos celulares, como la proliferación, la diferenciación, la adhesión y migración celular, o la apoptosis (o muerte celular controlada), entre otros. Al intervenir en procesos tan complejos, su mutación está relacionada con la aparición y virulencia de los tumores malignos.
“SOS1 (y SOS2) son dianas terapéuticas para pacientes de adenocarcinoma de pulmón inducido por la mutación KRASG12D, pero pueden tener efectos antitumorales en otros tipos de tumores sólidos que porten la misma mutación”.
La función de los genes SOS1 y SOS2 consiste, entre otras cosas, en activar la proteína RAS. Su papel, como se ha comprobado, puede ser clave en la activación incontrolada de RAS, lo que puede conducir al desarrollo de cáncer. “En los años 80 los doctores Eugenio Santos, también autor de este trabajo, y Mariano Barbacid describieron a los genes RAS como los primeros oncogenes humanos (es decir, una mutación en estos genes produce cáncer)”, explica el Dr. Calvo Baltanás. “Cuando estos genes mutan, se vuelven más activos, y, por lo tanto, las células de un tejido proliferan más, generando así el tumor».
El investigador añade que, tras este descubrimiento, la mayoría de los esfuerzos en el campo de la oncología se destinaron a la búsqueda de tratamientos que directamente inhibieran a RAS al ser una diana terapéutica concreta. “Sin embargo, esta búsqueda fue infructuosa hasta hace muy pocos años. Recientemente, suponiendo todo un hito científico-médico, se presentaron una serie de fármacos que actuaban contra mutaciones específicas de RAS. Estos han sido ya probados en humanos y han mostrado una gran eficiencia en el aumento de la supervivencia de los pacientes. Por desgracia, el uso prolongado de estos compuestos ha generado mecanismos de resistencia, reduciéndose su respuesta y, por lo tanto, es esencial la búsqueda de nuevas dianas terapéuticas para sortear dichos mecanismos».
Lea la nota completa en Web Consultas
Síguenos en Telegram, Instagram y X para recibir en directo todas nuestras actualizaciones