La hipertensión en niños es más común de lo que parece, pues afecta a casi un 4 % de la población en edad pediátrica. De todas formas, casi siempre surge como consecuencia de otra patología.
Por: El Espectador de Caracas con información de 800Noticias
La hipertensión se suele asociar en el ámbito médico a la población adulta. Y no es para menos, ya que se estima que 1 de cada 4 personas mayores de 18 años la sufren. De todas formas, a la hora de abordar esta temática no hay que olvidarse de la edad pediátrica: la hipertensión en niños es más común de lo que parece.
Según estudios que citaremos luego, del 2 al 4 % de los niños del mundo presentan presión arterial alta. Esta situación prolongada en el tiempo propicia que aparezca una hipertrofia ventricular sostenida, insuficiencia coronaria, arritmias, aterosclerosis e incluso derrames cerebrales.
Por todos estos motivos, vigilar la hipertensión en pacientes en edad pediátrica es una necesidad. Si quieres saberlo todo sobre la presión arterial alta en niños pequeños, sigue leyendo.
Fundamentos de la hipertensión arterial
La presión arterial es una medida que cuantifica la fuerza ejercida por la sangre contra las paredes de las arterias a medida que el corazón late. Tal y como indica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, esta cifra consta de 2 datos: la presión sistólica (mientras el corazón late) y la diastólica (entre latidos). Se mide en milímetros de mercurio (mmHg).
En seres humanos adultos, el punto de normalidad se encuentra en los 120 mmHg de presión sistólica y los 80 mmHg de presión diastólica. Con esta cifra delimitante, podemos establecer la siguiente tabla:
*Presión arterial normal: menos de 120/80 mmHg.
*Pre-hipertensión: presión sistólica entre 120-139 mmHg y presión diastólica entre 80-89 mmHg.
*Hipertensión en estadio 1: presión sistólica entre 140-159 mmHg y presión diastólica entre 90-99 mmHg.
*Hipertensión en estadio 2: sistólica más de 160 mmHg y diastólica más de 100 mmHg. Una hipertensión se considera severa y motivo de ingreso hospitalario cuando los valores superan 210/120 mmHg. En este escenario, la vida del paciente corre grave peligro.
Debido a esta presión ejercida por la sangre, el corazón tiene que latir con más fuerza y las arterias están sujetas a más estrés fisiológico. En seres humanos adultos, la mayoría de las veces no se encuentra una causa clara desencadenante, así que se conoce como hipertensión esencial o primaria.
¿Cuál es la presión arterial normal en niños?
Según el portal Boston Childrens Hospital, la cuestión cambia bastante en niños. En ellos no existen valores estandarizados, ya que la estructura cardíaca aún se está desarrollando y no se ha encontrado una cifra que describa la normalidad en todos los casos. Por eso, cada paciente debe compararse con el resto de los pequeños de su edad.
Así pues, se establece el valor de hipertensión infantil cuando es más alto que la presión arterial de la mayoría de niños con el mismo peso, la misma edad edad, la misma altura y género del paciente. Los criterios son los que te presentamos a continuación:
Pre-hipertensión: la misma presión arterial (o más alta) que el 90-95 % de los niños con su misma edad, altura, peso y sexo.
Hipertensión en estadio 1: valores más altos que el 95 % de sus equiparables (entre el 95 y 99 %). Se suman unos 5 mmHg a los valores.
Hipertensión en estadio 2: valores más altos que el 99 % de sus equiparables. También se suman 5 mmHg.
Así pues, no se registra la normalidad de la presión arterial (PA) de los niños, sino que se detectan aquellos casos que se salen de la media. Si se define la hipertensión infantil como aquella superior al 90 % de la media, se llega a la conclusión que del 5 al 20 % de los infantes la sufren. La prevalencia es mayor en la población hispana (hasta el 25 %) y mucho menor en asiáticos.
Síntomas asociados a la hipertensión en niños
Tal y como indica la Clínica Mayo, la hipertensión en niños y adultos suele ser un evento clínico silencioso. De todas formas, existen una serie de signos que pueden evidenciar una emergencia médica. Entre ellos destacamos los siguientes:
*Dolor de cabeza: solo el 10 % de todos los pacientes hipertensos tienen algún síntoma y la mayoría de los que lo padecen manifiestan dolor de cabeza. En caso de que una cefalea no tenga causa aparente en un niño pequeño, siempre será mejor utilizar un tensiómetro para medir su presión arterial.
*Convulsiones: que pueden ir precedidas de problemas de visión y desmayos.
*Dolor abdominal: acompañado de palpitaciones cardíacas.
*Falta de aliento.
De todas formas, cabe destacar que rara vez un niño hipertenso presenta signos clínicos. El aumento de la presión arterial se suele detectar en un análisis rutinario o cuando está siendo evaluado para una práctica deportiva, por ejemplo.
Causas y factores de riesgo de la hipertensión en niños
Para comprender la hipertensión infantil, antes debemos diferenciar las variantes más comunes de la patología. Tal y como indica la revista Clinical Hypertension, se deben tener en cuenta dos grupos: primaria y secundaria.
- Hipertensión primaria
En adultos, esta es la variante más común. Una hipertensión es primaria o esencial cuando no existe una causa que la justifique, es decir, es de naturaleza idiopática. Cuando este cuadro clínico sucede en niños, uno de los claros predisponentes sospechosos es la herencia familiar.
Los niños que tienen padres hipertensos son mucho más susceptibles a presentar hipertensión primaria antes de los 18 años de edad. Además, el patrón de heredabilidad es multifactorial, ya que la manifestación de la presión arterial alta depende de la carga genética, del ambiente y de su estilo de vida.
- Hipertensión secundaria
A diferencia de lo que sucede con los adultos, el 85 % de los niños hipertensos presentan una patología subyacente que la está provocando. La enfermedad renal suele ser la causa más común, pero existen otras muchas más:
Primer año de vida: las causas suelen ser la trombosis renal arterial, la displasia broncopulmonar, la enfermedad renal parenquimatosa, los tumores y las anormalidades congénitas localizadas en los riñones.
Del año hasta los 10 años de vida: enfermedades renovasculares, enfermedad renal parenquimatosa, tumores y causas endocrinas.
De los 10 hasta los 18 años: enfermedad renal parenquimatosa, tumores y enfermedades endocrinas sostenidas.
Como puedes comprobar, el fallo en los riñones es una etiología que se presenta en todos los grupos etarios. Hasta el 80 % de los niños hipertensos tienen fallos renales en mayor o menor grado, así que se postula que es la primera causa de hipertensión sostenida en este grupo etario.
Exámenes de diagnóstico
Como hemos dicho con anterioridad, la hipertensión infantil casi nunca causa síntomas. Por ello, es probable que la anormalidad se detecte en un contexto clínico, durante un análisis rutinario o una prueba para otra patología. De todas formas, un valor alto aislado no es indicativo de enfermedad siempre.
La presión sanguínea medida en el ámbito hospitalario puede ser muy diferente a la real. Por ello, si se detecta una cifra anormal es probable que el médico le recomiende a los padres medir la presión arterial del niño en diferentes momentos del día desde el hogar.
Una vez se detecta la hipertensión, toca acudir a análisis de sangre y orina, enfocados en detectar posibles fallos renales o hepáticos. La presencia de proteínas en la orina o de amoniaco en sangre son indicativos de que algo anda mal. Un ecocardiograma y técnicas de ultrasonido también pueden cuantificar la disfunción renal.
Tratamiento de la hipertensión en niños
La obesidad en los niños se correlaciona de forma clara con el desarrollo de hipertensión primaria. Por ello, ante cuadros pre-hipertensivos con un índice de masa corporal (IMC) alto, la dieta y pérdida de peso son siempre los primeros abordajes a seguir.
Si cambios en la dieta y el ejercicio fallan a la hora de abordar la pre-hipertensión por un periodo de 6 meses, toca acudir a un tratamiento farmacológico. Por ejemplo, si se detecta un fallo renal, los diuréticos son de utilidad, ya que ayudan a excretar los excesos de sodio y agua.
Más allá de los diuréticos, también son de utilidad otros fármacos anti-hipertensivos bien establecidos en el tratamiento de adultos, como los bloqueadores de canales de calcio, los bloqueadores de los receptores de angiotensina II y los betabloqueantes.
Cambios en el estilo de vida
Como hemos dicho, la hipertensión en niños en su variante primaria se correlaciona con la obesidad y el sedentarismo. Por ello, si un niño presenta un IMC más alto de lo normal y un cuadro pre-hipertensivo, siempre es buena opción poner su salud en manos de un nutricionista y cambiar los hábitos diarios.
Si todo esto no funciona, queda en evidencia que solo con cambios en la rutina no es suficiente. Es importante explicarle al niño su condición y ser transparente sin generar alarma, pues puede que requiera un tratamiento crónico si la hipertensión no tiene una causa concreta.