El síndrome de las piernas inquietas, también conocido como la enfermedad de Willis-Ekbom, es una patología neurológica que constituye uno de los trastornos del movimiento más comunes.
Por: El Espectador de Caracas / EFE
La Sociedad Española en Neurología (SEN) calcula que en España más de 2 millones de personas padecen esta enfermedad y que cerca de un 20 por ciento sufre una forma grave de este síndrome.
A nivel mundial, afecta a al 5-10 % de la población adulta y al 2-4 % de los niños y adolescentes europeos.
Es más frecuente en las mujeres, en una proporción de 2 a 1 respecto a los hombres, y aunque en edades tempranas no hay diferencias en cuanto a la distribución de sexos, al final de la adolescencia ya comienza a ser más frecuente en las niñas.
¿Cuáles son los síntomas del síndrome de piernas inquietas?
Esta patología neurológica se caracteriza por la presencia de molestias descritas como hormigueo, quemazón, calambres, inquietud, y/o dolor en las piernas.
Estas sensaciones desagradables suelen aparecer o empeorar durante el reposo, al atardecer o anochecer. Esto hace que, en muchos casos, los pacientes tengan dificultar para conciliar el sueño o que se desencadenen despertares.
En sus formas graves, el síndrome de piernas inquietas es una enfermedad altamente incapacitante. Estudios recientes señalan la alta prevalencia de síntomas asociados como dolor intenso, insomnio, depresión o ansiedad entre los pacientes adultos.
En el caso del síndrome de las piernas pediátrico, la clínica de la enfermedad difiere a los adultos.
Esto, unido al hecho de que las explicaciones de los niños suelen ser más imprecisas, hace que hasta un 40 % de los adultos que son recientemente diagnosticados señalen que sus síntomas se iniciaron en la infancia.
En la edad pediátrica, es común que los niños describan síntomas como picor, ganas de dar golpes o que tienen demasiada energía en las extremidades.
“Es importante recalcar la importancia de que tanto pacientes como familiares reconozcan y acudan al médico ante síntomas como los que hemos descrito, así como la relevancia que tiene la atención primaria en reconocer y derivar a Neurología pacientes que presenten alteraciones del sueño, del ánimo y molestias en las extremidades”, señala la doctora Fernández Arcos.
Dos tipos de síndrome piernas inquietas: primario o secundario
Las causas más frecuentes del síndrome de piernas inquietas secundario son la carencia de hierro, insuficiencia renal, neuropatías, embarazo, lesiones medulares, ciertos fármacos u otras causas neurológicas.
“En estos casos deberemos tratar la causa en la medida de lo posible retirando posibles fármacos implicados y aportando suplementos de hierro cuando haya un déficit”, señala la especlialista.
En cambio, la causa de las formas primaras no está del todo clara, aunque algunos autores estiman que el SPI primario es hereditario hasta en un 50-92 por ciento de los casos.
“En pacientes con SPI primario, podemos ofrecer tratamientos cuando los síntomas interfieren en la calidad de vida”, explica la neuróloga.
“En todo caso, y sobre todo en niños, donde el tratamiento farmacológico solo es recomendable en los casos más graves, es aún más importante establecer unas adecuadas normas de higiene de sueño como parte del tratamiento de esta enfermedad”, concluye.