Se dio en México el segundo encuentro entre el gobierno y la oposición. El resultado fue un comunicado y dos acuerdos anunciados el día 7-9-21. El primer acuerdo es sobre el Esequibo y el segundo acerca del tema social.
Por: Espectador de Caracas con información de Elcooperante.com
Se mantiene el “crafting” para lograr acuerdos y comunicados de calidad. Se observa una estrategia para construirlos, que es inteligente y que revela conciencia de la importancia que se da a este esfuerzo de negociaciones. Detrás de los documentos se nota una manufactura que busca que tengan resultados, en la lógica de construir la confianza poco a poco.
Los temas de los dos acuerdos tienen su lógica política y para negociar. En lo global, son acuerdos sobre asuntos en los que la posibilidad de acuerdo es mayor –el territorio y la crisis social- y pueden abrir el camino para discutir temas más sustantivos para los intereses de cada parte.
También son acuerdos que persiguen generar credibilidad dentro de la población. Igualmente por lo anterior, el anuncio que se trabajará en los mecanismos de consulta a la sociedad. Aunque en las encuestas no hay mala opinión a favor de las conversaciones –hay momentos de mejor opinión y otros de menor opinión- los apoyos no se manifiestan en público, más allá de las elites que debaten el tema en redes sociales, y no todas apoyan las negociaciones.
Las partes y el equipo negociador -el Reino de Noruega y los países acompañantes, Rusia y Los Países Bajos- están conscientes de esta debilidad frente al público y la idea es ganar apoyo en la opinión con asuntos que puedan tener eco en los problemas cotidianos. Esto explica por qué las partes enfatizan que las negociaciones serán “arduas”. No solo porque en verdad es así, sino para no generar expectativas. Gerardo Blyde habló de un proceso trabajoso y Jorge Rodríguez comentó sobre los acuerdos tempranos. En ese continuo, entre lo espinoso y lo temprano, se darán las negociaciones y los acuerdos. En esta segunda sesión hubo acuerdos tempranos. Para la próxima sesión a partir del 24 de septiembre, según el comunicado de la plataforma unitaria, se abordará el tema de la justicia, que es un asunto de apretado trabajo.
No es la primera vez que el gobierno y la oposición hablan sobre el Esequibo –ya en las negociaciones de 2017-2018 el tema estuvo presente- ni tampoco la crisis social, asunto que aparece en las negociaciones, incluso en la de 2014. No son tópicos nuevos. La diferencia hoy es que las partes parecen tener conciencia que en el pasado, las dos han burlado o no se han comprometido con los acuerdos. El gobierno tiene más responsabilidad porque conduce el Estado, pero la oposición no es inocente. Hoy los dos parecen agotados en el conflicto y no hay ambiente o es menor para el “free riding”. Es una diferencia con el pasado. Otra, es que la manufactura de los acuerdos muestra un “dando y dando”. Hay concesiones que –es lo interesante- se insertan, como una red, malla, dentro del acuerdo general. Es un “yo doy, tu das”, pero que se inserta en un diseño de negociación que es un todo que tiene sus partes.
II
Aunque cierta opinión se tomó el acuerdo sobre el Esequibo como “algo sin mayor relevancia”, o nada trascendente, tiene su lógica. No solo es un tema que allana el camino para que las partes conversen sobre otros tópicos más adelante, sino que es un mensaje afuera y adentro de Venezuela.
Hacia afuera, comunica unidad entre el gobierno y la oposición en un tema muy sensible para el país. No hay que subestimar la influencia del nacionalismo en estos momentos en que las referencias institucionales son escasas. No solo el nacionalismo “duro” que promueve el gobierno -lo que ahora llama la “historia insurgente”- sino el nacionalismo “fancy” de redes sociales que parece estar dispuesto a declarar la guerra al mundo por defender el gentilicio de la arepa o del Pirulín.
El acuerdo sobre el Esequibo tiene dos puntos importantes. El primero, no se acepta a la CIJ para dirimir la controversia. Lo segundo, es que reitera el Acuerdo de Ginebra de 1966 como el mecanismo para abordar el litigio entre los dos países. Esto es relevante porque hay que acordarse que Guyana solicitó ante la CIJ se abocara al caso, y ya ésta lo hace. Se recuerda dos audiencias de la CIJ. En la primera en 2020, el gobierno no asistió con la lógica que “no reconocer” a la instancia, evitaría que ésta actuara. Asistió a una segunda “por cortesía” a comienzos de 2021, porque aunque no la reconozca, las decisiones de la CIJ estarán allí, afectarán a Venezuela, y Guyana hará uso de ellas. El gobierno se dio cuenta que tiene que dar la pelea en un terreno adverso como es la CIJ. Es mejor un mensaje de unidad que ir a esa instancia como un gobierno que no pudo lograr un acuerdo nacional en torno a su reclamo.
Si bien en el pasado tanto el gobierno como la oposición expresaron sus puntos de vista con respecto al Esequibo, este documento los recoge, los formaliza, y reitera dos aspectos centrales de lo que puede ser una política de Estado ya no del gobierno, con respecto al Esequibo.
El acuerdo tiene un potencial punto para la oposición con respecto a las FAN. A diferencia de las explicaciones opositoras, mi opinión es que la mala relación de la institución con el mundo opositor que las FAN no le reconocen legitimidad a la oposición porque la ve subversiva, poco nacional, y que fragmenta el Estado.
Con un documento firmado en conjunto con la representación del gobierno, las FAN no solo verán que hay unidad en el reclamo, lo que apreciarán –una guerra si es el caso, se gana primero si hay apoyos políticos, el famoso ejemplo de Vietnam- sino que observarán que la oposición es más seria y puede ser el comienzo para bajar prejuicios de las FAN hacia la oposición. Todo va a depender sobre cómo la oposición se comporte. Si regresa a las “andadas”, los prejuicios se mantendrán allí.
El gobierno también gana algo con esto. Le comunica a las FAN, “logramos un frente de unidad nacional sobre el Esequibo”, con lo que refuerza ante la institución su rol como gobierno del Estado.
III
El segundo acuerdo sobre el tema social también tiene su lógica política y del método para negociar. Lo primero es que es un tema seguramente llevado por la oposición. Fue el asunto que Blyde mencionó en sus palabras luego del encuentro, así como el Esequibo probablemente haya sido un tópico llevado por el gobierno. Esto es lo de menos. Lo interesante es la manufactura del segundo acuerdo. Por una parte, se habla de la creación de mesas técnicas, que son paritarias, para discutir los asuntos vinculados a la crisis social. Pero por otra parte, también se acordó una suerte de comisión para abordar el tema del sobrecumplimiento de las sanciones. Lo interesante del “crafting” es que en el punto que lo trata en el acuerdo –el cuatro- la palabra sanciones aparece con comillas. Es evidente que aquí hubo un acuerdo entre las partes. La palabra sanciones es lo que el gobierno acepta de la oposición, porque el primero no habla de sanciones sino de “medidas coercitivas unilaterales (MCU)”, pero las comillas son la concesión de la oposición para el gobierno. Como decir, “bueno, lo aceptamos, son sanciones no MCU, pero el uso del término sanciones puede disputarse”.
Esta lógica de cuidar lo que se dice se notó en el comunicado de la plataforma unitaria. No habla de interinato o “gobierno legítimo”. Tampoco llama al gobierno de Maduro “gobierno”, sino “régimen”, pero lo interesante es que en un comunicado de la oposición no se habla del “interinato” o del “gobierno legítimo”.
La manufactura del acuerdo puede ser para que la mesa técnica sea el espacio para la presencia de actores sociales y políticos que a lo mejor el gobierno no aceptaría fuera de ese formato o en cualquier otra forma. También, para la participación de instancias internacionales que no todas agradarán al gobierno, ya que prefiere las vinculadas a la ONU. Como expresó Blyde, esta mesa recoge la experiencia de la mesa técnica pasada de 2020.
El gobierno acepta esta mesa que en un sentido significa reconocer una crisis social y la responsabilidad del ejecutivo en este campo, principalmente en la salud y en la alimentación. La contraparte a favor del gobierno es el punto 4. Aquí la oposición acepta abordar no las sanciones como tal, sino uno de sus efectos: el famoso “overcompliance”. Es tratar un punto concreto de la política de las sanciones, sin tocar esta política en su totalidad, que puede ser un punto aceptable para la oposición.
En el acuerdo anterior está el todo en las partes. El todo es un acuerdo sobre lo social, y las partes lo que supone para cada delegación conceder en términos de sus “equilibrios cualitativos” para una negociación, que en el caso del gobierno es aceptar la mesa social y para la oposición es acceder a discutir el sobrecumplimiento.
Hay como una suerte de “tándem de temas para negociar” que se ve en esta segunda ronda y tal vez se observará en la próxima sesión. Noruega informó que la próxima discusión abordará el tema de la justicia –es un tema de la oposición- pero también se abordará el tema de la economía, que seguramente es un planteamiento del gobierno, en la lógica de los asuntos prácticos para el gobierno y los temas de fondo para la oposición.
En el próximo encuentro puede emerger una manufactura de los acuerdos en la lógica de los dos primeros anunciados el 7-9-21. A lo mejor se discutirá el tema de los DEG del FMI. Quizás la oposición acepte un comunicado conjunto –en teoría, el FMI no reconoce a Maduro pero no terminó de reconocer a Guaidó, ni siquiera cuando éste logró su mejor momento político que fue en 2019- sobre los DEG y el gobierno acepte conversar, por ejemplo, acerca de la autonomía del BCV con base en lo que la constitución establece para el “ente emisor”.
IV
Hay cosas “raras” que están alrededor de este proceso en México. Una importante es el comportamiento del gobierno de Colombia. Autoridades del país avisaron medidas de control sobre la firma Monómeros.
Aunque la decisión es más administrativa y causada por lo que parece ser un “despelote financiero” en la firma, no descarto algún motivo político más allá de los intereses del Estado colombiano como puede ser la “seguridad alimentaria” ya que la firma produce fertilizantes.
Puede ser una suerte de juego político coordinado o no con el G4. Coordinado, como mensaje al gobierno porque el tema económico se discutirá en la próxima sesión, para comunicarle “tenemos una empresa que quieres”. Pero también puede ser un comportamiento autónomo del gobierno de Colombia porque ve que la oposición G4 lleva las negociaciones en una dinámica que tomará tiempo, y la acción de la autoridad colombiana es un mensaje para la plataforma unitaria, “cuidado se duermen en las discusiones y el gobierno los marea, Maduro debe irse, es el objetivo”. O el vecino país percibe que el tema de los recursos se planteará y se cura en salud con la supervisión de Monómeros por razones de Estado, porque lo que esta empresa produce es importante para la agricultura, y picó adelante para proteger sus intereses por si Monómeros entra en las conversaciones en México.
Lo anterior no es descabellado por sendos tuits de Duque y de Marta Lucía. Con mensajes en tono muy urgente al G4. Algo como, “cuidado, ustedes ya saben cuál es la meta de las negociaciones, cuidado y los marean”. Tal vez por esto Blyde recordó que el tema es la institucionalización. No es que el tópico no estaba, sino que ahora eleva el perfil público porque es un asunto importante, pero no el único de la discusión.
Colombia puede ser aliado del G4 y el vocero “oficioso” de los EUA para plantear que el objetivo de las negociaciones no son discusiones “arduas” y que tomarán tiempo, sino una para acordar la elección presidencial y ya; o Colombia percibe que el gobierno y la oposición definen la velocidad de las conversaciones y entre los dos surge una relación política que no controlará. Con una acción administrativa contra Monómeros y sendos mensajes políticos de Duque y Marta Lucía, le recuerdan a la plataforma unitaria en “cuál lado de la historia” están y el vecino país nota que sus intereses se separan de los del G4, por el final del tuit de Duque: un Maduro estabilizado significará que más venezolanos se irán del país. Colombia es la nación que más acoge a venezolanos. Quizás esta probable distancia entre Colombia y el G4 por la forma cómo se conducen las negociaciones en México, se verifique en que Monómeros rechazó la decisión de la autoridad de Colombia que anunció las medidas contra la firma. Es decir, una empresa del “interinato” respondió al gobierno de Duque, que en otro momento no lo hace, “ni de broma”.
La reacción de Guyana también es otro indicador que las negociaciones alteran un status quo externo. El país con el que tenemos un reclamo expresó en un comunicado de su Cancillería que, “Guyana no puede usarse como un altar de sacrificio para el arreglo de las diferencias políticas internas de Venezuela. Si bien el gobierno de Guyana da la bienvenida a un acuerdo dentro de Venezuela, otro que desafía el derecho y el proceso internacional no es una base para la mediación”.
Guyana siente que el acuerdo alcanzado en México cambió una situación política porque ya es el reclamo del Estado venezolano apoyado por dos fuerzas políticas de peso, y ya no una pugna Guyana-gobierno de Maduro. Para el país que fue colonia inglesa, la situación de no unidad venezolana en el tema le era favorable. Podía jugar con dos actores por separado, mientras defiende sus intereses. Ahora que los dos actores venezolanos en conflicto acuerdan una posición común -rechazo a la instancia de la CIJ y afirmación del Acuerdo de Ginebra de 1966- cambia la naturaleza del reclamo para Guyana.
Finalmente, está la decisión de Cabo Verde para extraditar a Saab a los Estados Unidos y la detención en España de “El Pollo” Carvajal. Honestamente, no vi relación entre estos dos hechos y las negociaciones en México. Pero el comunicado de Rusia con fecha 10-9-21 muestra que mi análisis inicial no fue acertado. Como que tienen que ver. Al menos el caso Saab.
En su comunicado, Rusia expresó la preocupación que tiene el gobierno de Maduro. Fue su vocero. Interpretó la decisión de Cabo Verde como una forma de presión para el gobierno que conversa con la oposición en México.
Queda determinar si el comunicado es una percepción de actores que están “de a toque” con México porque quieren preservar ese espacio, es una casualidad, o hay una intención política. Hay que recordar que el caso Saab viene de un largo litigio desde que fue detenido y Carvajal venía siendo rastreado y había una recompensa por su captura. Son decisiones que sorprenden, pero no son sobrevenidas. Son procesos que ya venían en marcha.
Si los dos son una jugada maestra de los EUA para presionar a Maduro, se sabrá si hay alguna concesión sorpresiva e importante del gobierno, si éste fija alguna posición que hasta ahora no se conoce, o hace algún movimiento en la mesa que no tenga alguna explicación. Hasta ahora guarda silencio. Rusia habló por el gobierno.
Un detalle importante es que casi todos los titulares de medios afirmaron que “Rusia amenaza el diálogo”, y el país lo desmintió rápidamente con la publicación completa del comunicado. Su embajador en Caracas refutó que la Federación “amenace” las negociaciones. No es un detalle menor. El gobierno de Maduro no tiene interés en levantarse de la mesa, y Rusia no quiere enturbiar su papel como acompañante, toda vez que este país como Los Países Bajos, fueron elogiados por su comportamiento durante este segundo encuentro. Es Rusia la que pierde si cuaja la matriz que “amenaza las negociaciones”, y con su comunicado que excede su rol como acompañante, lo permite.
Hace días Maduro anunció que “hay intentos para sabotear las negociaciones”. Rusia se hizo eco. Percepción equivocada de Maduro o una jugada arriesgada que salió mal, el tiempo lo dirá. La prueba será si la extradición de Saab se materializa. Rusia le hizo cara a los EUA y el mensaje indirecto fue, “no procedan con la extradición porque afectará las negociaciones”. La pelota ahora está en Cabo Verde y en los EUA.
Lo que pienso es que el gobierno en coordinación con Rusia jugó una arriesgada carta para ver si salvaba a Saab. El chavismo en general no abandona a quienes considera leales. Saab no será la excepción. Diseñó esta maniobra que no salió bien porque la presión de Rusia quedó al descubierto. No hablaría Venezuela sino Rusia. No es lo mismo otro comunicado de la Cancillería sobre Saab que no tendrá efectos, que una posición de Rusia, que causó todo un revuelo en la opinión pública.
Fue un juego “a varias bandas” para darle ruido a la tesis del “saboteo a los diálogos” del ejecutivo. Quizás ya sabía la decisión del tribunal de Cabo Verde. Por eso Maduro habló de “saboteo” días antes, para crear el ambiente cuando se anunciara la decisión sobre Saab, y Rusia saldría con el comunicado que es una amenaza velada a la mesa en México, en la idea de evitar la extradición del funcionario del gobierno. La jugada salió mal porque quedó como que Rusia “amenaza las negociaciones en México” y eso debilita la posición de ese país como acompañante. Por eso su rectificación y el tuit del embajador de Rusia en Caracas, quien publicó el comunicado completo.
Lo que queda ver es cómo se mueven los actores en público y tras bambalinas. Principalmente el gobierno de Maduro. No creemos se vaya a levantar de la mesa o expresar alguna amenaza por la decisión tomada en Cabo Verde. Más bien, como dijo Maduro, luce que tendrá que “tragar otro sapo con arena”.
Como en la sesión cuando se instaló la mesa para dialogar el día 13-8-21, mi evaluación de este nuevo encuentro es positivo. En general, pienso que la negociación toma su ritmo, su propia velocidad, y esto puede causar preocupación en determinados públicos que tal vez previeron una negociación “controlada” o “dirigida” por ellos, a control remoto. No sucede así. Las dos partes construyen la negociación. Eso es lo interesante. En varios actos, Maduro comentó su interés en esta mesa y, según el mandatario, lo ha comunicado a la delegación de la plataforma unitaria. Si es “para ganar tiempo” lo dirá el devenir. Pero la diferencia que observo con negociaciones previas es que, al ser una negociación que los mismos actores construyen, es una entre venezolanos. Una en donde la influencia externa es menor o menos vocal, aunque el comunicado de Rusia cuestiona esta idea. A pesar de eso, la fortaleza que se bosqueja de esta negociación es que es una “Made in Venezuela” y que se construye en el tiempo.