El ejército y los paramilitares en guerra por el poder en Sudán reanudaron los combates el miércoles por la mañana, poco después de la expiración de un cese al fuego de 72 horas ampliamente respetado en Jartum, según testigos.
Los habitantes de la capital se despertaron con los disparos de artillería y el ruido de los combates, pocos minutos después del final de la, que había comenzado el domingo a las 04H00 GMT, indicaron a la AFP.
Omdurman, el suburbio norte de la capital, fue blanco de «bombardeos de artillería y combates, y «aviones de combate» sobrevolaron otros barrios cercanos, agregaron.
El ejército, al mando del general Abdel Fattah al Burhane, y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FSR) del general Mohamed Hamdane Daglo, se habían comprometido a poner fin a todos los movimientos y ataques para dejar pasar la ayuda humanitaria en ese país de África oriental, uno de los más pobres del mundo.
El martes por la noche, en el último día de la tregua, se produjo un gran incendio en la sede de inteligencia de la Jartum.
Las FSR «bombardearon el edificio», violando la tregua, aseguró a la AFP una fuente dentro del ejército.
Un «dron del ejército bombardeó el edificio en el que se encontraban reagrupadas las tropas de las FSR, provocando el incendio y la destrucción parcial de la sede de la inteligencia», respondió por su parte una fuente dentro de las FSR.
La comunidad internacional, reunida en Ginebra, prometió el lunes 1.500 millones de dólares en ayuda, es decir, la mitad de las necesidades propuestas por los organismos humanitarios.
De hecho, 25 de los 48 millones de sudaneses no pueden sobrevivir sin ayuda humanitaria, recuerda la ONU.
Crímenes de lesa humanidad
En general, las treguas anteriores fueron violadas inmediatamente después de su entrada en vigor.
El miércoles, los residentes informaron de «explosiones, fuego intenso y (proyectiles) en zonas residenciales» de Dilling, en Kordofan Sur, 500 kilómetros al sur de Jartum.
Darfur, vasta región del oeste del Sudán y frontera con Chad, sufrió la violencia más mortífera desde el comienzo del conflicto.
En El Geneina, capital del estado de Darfur occidental, 1.100 personas fueron abatidas según las Naciones Unidas. Las calles están llenas de cadáveres cubiertos de ropa bajo el sol abrasador y muchas tiendas fueron saqueadas.
En una grabación en línea el martes, el general Daglo denunció «un conflicto tribal» en El Geneina, afirmando haber ordenado a sus hombres «no intervenir» y acusando al ejército de «crear sedición distribuyendo armas» a civiles.
Los habitantes en largas columnas hacia Chad bajo los disparos cruzados de los beligerantes, pero también de combatientes tribales y civiles armados.
Desde el viernes, «15.000 sudaneses, entre ellos casi 900 heridos» huyeron hacia Adré, en Chad, a una treintena de kilómetros de El Geneina, según la ONG Médicos sin Fronteras (MSF).
En total, «550.000 personas huyeron a los países vecinos», según la Organización Internacional para las Migraciones, y más de «dos millones» de sudaneses están desplazados dentro de su propio país, afirma el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi.
En Darfur, «el conflicto tiene ahora una dimensión étnica», advirtieron la ONU, la Unión Africana y el bloque de África oriental, Igad.
La violencia que allí se comete podría constituir «crímenes de lesa humanidad», subrayaron.
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