19 de septiembre de 2024 6:53 PM

Gonzalo Oliveros Navarro: Sarampión

Barra Plural 1107

Si en un diccionario médico se buscase, seguramente se encontrará su definición y tratamiento. Ocurre, sin embargo que ella afecta también en la política.

Pasa cuando los afectados interpretan los hechos solo en función de sus intereses ideológicos. Así, por ejemplo en el caso venezolano ha habido tres variantes, la castrista, la chavista y la madurista.

Admito que, en lo personal, nunca he tenido esa enfermedad. Quizás mi antídoto para ella se llamó Rómulo Betancourt. Así, desde joven, nunca me interesó Castro y desde el 4 de febrero de 1992 he enfrentado, a mi manera, el chavismo y sus variantes.

Esta pasada semana fui invitado a participar en una emisora radial de Popayan, Colombia, en un programa sobre la actual crisis venezolana. Una de las contertulios, la única dama, fue una joven politólogo colombiana a quien, luego de escuchar, no dudo sufre de ese mal que distorsiona los hechos solo por razones ideológicas.

Precisó ella que su intervención se fundamentaria en el campo internacional. Ello justificó entonces que nunca se refiriera a Nicolas Maduro y su gobierno, pero si a la oposición. Así afirmó, entre otras cosas que: 1. María Corina Machado había firmado el año 2002 el decreto de disolución de los poderes públicos del dr. Carmona; 2.- que Henrique Capriles había llamado el año 2013 a alzarse en armas contra el resultado electoral; 3. Que Oscar Perez, en helicóptero había ametrallado Caracas; 4. Que Juan Guaidó le había entregado Citgo a los Estados Unidos; 5. Que los venezolanos no era la primera vez que migrabamos, que lo habíamos hecho a principio del siglo 20 con ocasión del gobierno de Perez Jimenez y 6.- su cierre, que cuando migrabamos estábamos ejerciendo un derecho humano.

Las imprecisiones de todas las afirmaciones precedentes me obligó a darle claridad a los oyentes.

María Corina Machado no firmó decreto de disolución alguno. Asistió el 12 de abril a Miraflores y firmó la lista de asistencia. A su vez Oscar Perez no ametralló a nadie, por el contrario, cuando le ubicaron, los ametrallaron y bombardearon, a pesar de haberse rendido.

Henrique Capriles no llamó el 2013 a intervención militar alguna, llamó a bailar, lo que todavía se le critica. Citgo, por su parte sigue siendo venezolana y su actual administración producto del control que sobre ella ejerce la Asamblea Nacional del 2015, es la que ha permitido que la misma reditúe para Venezuela.

Respecto de Perez Jimenez le aclaré que este gobernó Venezuela desde el 24 de noviembre de 1948 al 23 de enero de 1958 y le precisé que quien gobernó desde diciembre de 1908 o 1909, mencionando los dos años pues por la sorpresa de su afirmación no lo recordé, hasta el 17 de diciembre de 1935, había sido el general Juan Vicente Gomez.

En algo ciertamente tuvo razón la distinguida panelista: a principios del siglo 20, una parte del país había migrado, no por voluntad propia, sino por exilio o destierro. Fue la dirigencia política y juvenil que enfrentó al gomecismo, tal como luego en el decenio 1948/1958 nuevamente debieron hacerlo los primeros.

Lo que si admito me dejó estupefacto fue la afirmación en el sentido que en el presente momento histórico, los 8 millones de venezolanos que afuera de nuestro país estamos, lo hicimos o hacemos ejerciendo un derecho humano. Eso es una falacia absoluta.

Nosotros estamos afuera de Venezuela porque quienes han regido sus destinos estos últimos años, diseñaron y ejecutaron una política pública de empobrecimiento general y de persecución al que piensa distinto. Porque decidimos sobrevivir afuera para de esa manera salvarnos y tratar de ayudar a nuestras familias. Porque si no lo hacíamos, estábamos presos -como lo están en Venezuela todos los que allí viven y piensen distinto al gobierno, aun cuando no lo reconozcan- o muertos y finalmente, porque si no lo hacíamos no podíamos prosperar.

Los venezolanos solo hemos salido de nuestro pais en grandes cantidades en tres ocasiones: la primera, siguiendo a Bolivar, la segunda de turistas y la tercera, ahora, en este triste periodo histórico que nos ha tocado vivir.

Asi entonces, para quienes como la distinguida politóloga creen que estamos ejerciendo un derecho humano, le digo que este es tener un hogar, estar rodeado de nuestras familias, de nuestros afectos, de nuestros amigos y también del recuerdo presente de nuestros deudos cuyas tumbas y lugares de reposo eterno querríamos visitar para honrarles y que el nuestro, el de la gran mayoría que afuera estamos, se encuentra en la tierra de gracia, al norte del sur, en Venezuela, cuyo recuerdo perenne a buena parte de nosotros diariamente acompaña.

Ese derecho humano que describo, nos ha sido conculcado exprofeso por quienes a Venezuela gobiernan y que sus defensores omiten considerar, por el sarampión ideológico o político que les afecta.

Doy gracias a Dios que no he sufrido de esa enfermedad, ni biológica ni políticamente y cuando me encuentro con alguien que si tiene esta ultima respecto de Venezuela, no tengo ningún inconveniente y con sumo gusto lo hago, de suministrarle el antídoto respectivo, la verdad de los hechos aspirando que con estos, puedan curarse lo cual admito, sería un milagro.

Gonzalo Oliveros Navarro
@barraplural

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