San Vicente y las Granadinas es el país más pequeño en presidir la Celac

San Vicente y las Granadinas es hasta la fecha el país más pequeño en ejercer la ‘presidencia pro tempore’ de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y, de cara a la cumbre de este viernes, quiere demostrar su capacidad de desempeñar un papel clave en la diplomacia regional.

Al ser elegido por los 33 países que integran la Celac al término de la cumbre de enero de 2023 en Buenos Aires, el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, aseguró que «el tamaño no importa».

Ubicado en las Antillas Menores, en el Caribe oriental, el archipiélago de San Vicente y las Granadinas está habitado por 111.000 personas en un territorio de apenas 400 kilómetros cuadrados y fue colonia británica hasta su independencia en 1979.

Gonsalves, en el cargo desde 2001, destacó que su país tiene el «liderazgo necesario» y la «capacidad organizativa» para asumir ese reto, recordando que en el pasado ocupó la presidencia del Consejo Social y Económico de las Naciones Unidas y fue miembro no permanente del Consejo de Seguridad en el periodo 2020-2021.

El espaldarazo de su «mediación» entre Venezuela y Guyana

La organización en diciembre pasado de una reunión entre los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Guyana, Irfaan Ali, para rebajar las tensiones por su disputa sobre la región del Esequibo, allanó el camino para la cumbre de la Celac del 1 de marzo.

Gonsalves explicó que los preparativos para esa reunión entre Maduro y Ali, que finalizó con una declaración en la que ambos países se comprometían a no recurrir a amenazas, sirvió «como ensayo general» para el encuentro de la Celac.

Como miembro de la Comunidad del Caribe (Caricom), al igual que Guyana, y gracias a sus buenas relaciones con países como Venezuela, Cuba y Nicaragua, San Vicente y las Granadinas se ha presentado como un mediador capaz de facilitar el diálogo para resolver controversias regionales.

Esta monarquía parlamentaria, que tiene como jefe de Estado al rey Carlos III, ha abogado por su neutralidad como fortaleza para ayudar a tratar asuntos sensibles, recibiendo por ejemplo buenas palabras y agradecimientos tanto de Venezuela como de Guyana por su gestión en la crisis del Esequibo.

Con información de EFE

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