Moscú convocó a su embajador de Washington el miércoles, mientras las relaciones entre Estados Unidos y Rusia se sumían en una crisis luego que el presidente Joe Biden calificara a su par ruso Vladimir Putin de ser un «asesino» que «pagará las consecuencias» por la injerencia en las elecciones, según informó la AFP.
Por: El Espectador de Caracas con información de El Universal
En una entrevista con la cadena estadounidense ABC News, Biden fue preguntado por un informe de la inteligencia estadounidense según el cual el presidente ruso intentó perjudicar su candidatura en las elecciones de noviembre de 2020 y promover la de Donald Trump.
«Pronto verán el precio que va a pagar», dijo Biden.
Al preguntársele si creía que Putin, acusado de ordenar el envenenamiento del líder de la oposición Alexei Navalni y otros opositores políticos, es un «asesino», Biden dijo: «Lo pienso».
La entrevista se emitió mientras el Departamento de Comercio de Estados Unidos anunciaba el endurecimiento de las restricciones a la exportación impuestas a Rusia a principios de este mes como castigo por el envenenamiento de Navalni.
Rusia respondió convocando a su enviado en Washington para realizar consultas sobre sus vínculos con Estados Unidos, pero subrayó que quería evitar un «deterioro irreversible» de las relaciones.
«El embajador ruso en Washington, Anatoly Antonov, ha sido invitado a venir a Moscú para realizar consultas con el objetivo de analizar qué se debe hacer y hacia dónde ir en el contexto de los lazos con Estados Unidos», dijo el Ministerio de Exteriores ruso en un comunicado.
«Putin es nuestro presidente y un ataque contra él es un ataque contra nuestro país», dijo más temprano el presidente de la Cámara Baja del Parlamento ruso, Viatcheslav Volodin, en su canal de Telegram.
«Biden insultó a los ciudadanos de nuestro país con su declaración», añadió quien fuera número 2 de la administración presidencial rusa entre 2011 y 2016.
Biden muestra desde su llegada a la Casa Blanca en enero una gran firmeza frente a Putin, en contraste a la actitud más suave mostrada por su predecesor, Donald Trump, muchas veces criticada incluso desde su propio campo republicano.