¿Qué es la parentificación y qué consecuencias puede tener?

“Parece la madre, es como un padre para sus hermanos”. Estas frases que pueden resultar un elogio, son quizás un ancla para la infancia de esos niños, ya que se encuentran desempeñando tareas que poco tienen que ver con su edad. Cuando esto se convierte en un callejón sin salida, estamos frente un fenómeno de parentificación.

Por: Espectador de Caracas con información de Mejor con Salud

La parentificación se refiere a la inversión de roles. Es decir, hijos o hijas que deben asumir el rol de sus progenitores. Se trata de un término propuesto por el psiquiatra Ivan Boszormenyi-Nagy, aunque es muy popular dentro de las terapias familiares bajo otras denominaciones similares, como parentalización de los hijos.

Tipos de parentificación

En general, la parentificación se clasifica en dos subtipos que no son excluyentes:

  • Psicológica: se refiere a la situación en la que el niño es quien escucha y sostiene a sus progenitores. Incluso, a veces son mediadores entre las figuras adultas. Esto genera un conflicto, ya que muchas veces cuenta con información que corresponde al ámbito conyugal y se encuentra con un dilema de difícil solución, del tipo quiero a mi padre, pero no debería quererlo porque se porta mal con mi madre. Se considera una de las variantes más perjudiciales.
  • Física o instrumental: se refiere al niño al que se responsabiliza para cubrir las distintas tareas o actividades domésticas, como preparar la comida o hacer las compras, entre otras.
Conflicto por parentalización.
El niño que hace las veces de mediador en el conflicto de sus padres acaba con problemas por manejar información para la que no está preparado.

¿Cómo identificar la parentificación?

La parentificación deriva en niños y niñas superresponsables con asuntos propios y ajenos, con dificultades para relajarse, que aprenden a valerse por sí mismos hasta el punto de la autosuficiencia y entienden que es mejor no molestar a los demás. Asimismo, provoca que los niños vivan situaciones de negligencia en cuanto a los cuidados.

Sin embargo, uno de los peligros de la parentificación reside en que las cualidades que posee ese niño o niña sean valoradas como positivas. “Es tan responsable, cuida bien de los demás, sabe valerse por sí mismo” son algunos de los elogios que recibe.

Desde una lectura superficial, son atributos muy favorables. Pero avanzando un poco más, es posible advertir una contracara: No hay equilibrio, sino que un gran esfuerzo por estar en un lugar que no debe; un lugar que está vacío porque hay otras personas que no ejercen o no pueden ejercer su rol.

Causas de la parentificación

La parentificación se hace presente en dinámicas de familias disfuncionales. Sin embargo, para un mejor abordaje es necesario explorar en los antecedentes de los progenitores.

En algunos casos se presentan situaciones de mayor complejidad que derivan en la parentificación. Algunas son las siguientes:

  • Consumo problemático de alcohol o sustancias.
  • Alguno de los padres tiene una enfermedad grave, un trastorno mental o discapacidad.
  • Progenitores que, en su infancia, registran situaciones de carencia emocional, abuso o negligencia.

Por otro lado, también pueden darse situaciones de dificultades económicas en la familia o el fallecimiento de alguno de los progenitores. Por ello, el niño funciona como un soporte.

Consecuencias

Como ya señalamos, hay un gran esfuerzo por la responsabilidad y el control que no son adecuados para la edad que tienen esos niños. Se presentan consecuencias a nivel del desarrollo psicológico, debido a que han madurado de golpe en algunos asuntos, pero no en otros.

Los niños pueden presentar baja autoestima, ya que aprenden que sus intereses no son importantes. Sin embargo, tal como refieren Selvini et al. (1991), en ocasiones la parentificación puede tener una connotación positiva. Ello depende de que se trate de un rol temporal o no.

En ese caso, el niño acompaña al sistema familiar hasta que este logra alcanzar un nuevo punto de equilibrio. El problema radica en la rigidez de los roles, cuando el niño se ve atrapado. Allí no hay ayuda, sino abuso. Deja de ser una circunstancia de aprendizaje y resiliencia para convertirse en un obstáculo.

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