La práctica de ejercicio es una actividad que ayuda a mantener el buen estado de salud del cuerpo. No obstante, los atletas pueden presentar diferentes lesiones. La oreja de coliflor es una de las más frecuente en los deportes de contacto.
Por: Espectador de Caracas con información de Mejor con Salud
El término médico para esta afección es hematoma auris y se trata de una deformidad irreversible de la oreja producto de un traumatismo fuerte o de golpes a repetición en el área. Esta anormalidad es común en personas que practican rugby, lucha libre o artes marciales mixtas.
La oreja de coliflor tiene una prevalencia mayor en hombres que en mujeres. De esta manera, estudios han demostrado que hasta el 84 % de luchadores y judokas del sexo masculino poseen la anormalidad. A pesar de ser irreversible, existen diversos tratamientos capaces de mejorar la afección.
Principales síntomas de la oreja de coliflor
La alteración anatómica de la oreja será evidente desde el primer momento en que se produzca, por lo que solo será necesaria una observación directa para confirmar su existencia. Tendrá una forma anormal, aumentada de tamaño, doblada sobre sí misma y con curvas irregulares, asemejando la apariencia de una coliflor.
La sintomatología presentada en los primeros minutos no difiere de aquella referida por un paciente con un traumatismo en cualquier parte del cuerpo. En este sentido, las personas pueden presentar los siguientes cambios en el área:
- Dolor intenso.
- Enrojecimiento
- Tumefacción.
- Aumento de volumen.
- Calor al tacto.
¿Por qué ocurre la oreja de coliflor?
Como ya se dijo, esta deformación ocurre por un golpe fuerte o traumatismos a repetición en la oreja. Esta acción generará la formación de un hematoma, el que desprenderá el cartílago auricular del pericondrio, tejido que le proporciona los nutrientes necesarios.
Es importante recordar que el pabellón auricular está compuesto por cartílago, por lo que no posee irrigación sanguínea directa. De esta manera, el mismo adquiere los nutrientes para su mantenimiento a través del pericondrio, un tejido conectivo adosado que posee gran irrigación sanguínea.
El cartílago auricular no será capaz de recibir los nutrientes necesarios para su mantenimiento a raíz de la separación, por lo que las células que lo componen morirán. Esto hará que el hematoma producido se doble sobre sí mismo y que exista una producción excesiva de tejido conectivo fibroso.
Tanto el doblamiento del hematoma como la proliferación de tejido cicatrizal serán los factores que le otorgue la configuración anormal al pabellón auricular.
