Una quincena de tractores tomó durante unas horas el centro de Madrid para sumarse a la concentración de agricultores y ganaderos frente a las puertas del Ministerio de Agricultura, cuyo ministro recibió por la tarde a representantes del sector, y el encuentro duró cerca de dos horas.
Igual que muchos países de la Unión Europea (UE), España vive una oleada de protestas por deterioro del campo español que ya dura diez días. La intención era hacer acto de presencia antes de la reunión que el ministro de Agricultura, Luis Planas, que se tenía prevista a las 11 de la mañana con tres principales organizaciones agrarias: la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) y la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA).
En una rueda de prensa, Planas calificó el encuentro de “positivo” y propuso una batería de 18 medidas para poner fin a los protestas, pero los agricultores dijeron que seguirán negociando. Así que ambas partes siguen sin acuerdo.
“Falta mucho por recorrer”
Los agricultores mantuvieron, tras la reunión, el cronograma de protestas previsto, en el que destaca un acto en Madrid para el próximo 26 de febrero, que coincidirá con la reunión del Consejo de Ministros de Agricultura de la UE.
“Nos parece un paso adelante pero queda mucho camino por recorrer”, dijo el secretario general de COAG, Miguel Padilla Campoy.
“Se abre un camino nuevo, pero faltan muchísimas concreciones”, agregó, tras recordar que varias de las medidas propuestas por el gobierno deben ser aprobadas por Bruselas.
Diez días de protestas
Las protestas del campo se iniciaron en España el 6 de febrero siguiendo la estela de las producidas durante las últimas semanas en otros países europeos. Desde entonces se han producido diariamente movilizaciones en diversas ciudades repartidas por todo el país y cortes de autovías y carreteras.
Sus principales reivindicaciones son la simplificación de la burocracia para acceder a las subvenciones de la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea; ayudas para luchar contra el cambio climático, principalmente la sequía; y frenar lo que consideran competencia desleal de las importaciones de terceros países.
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