Problemas frecuentes del útero que podrían afectar tu embarazo

Según el Instituto Europeo de Fertilidad, una de cada 10 mujeres en edad fértil presenta algún problema para quedar embarazada. Y los problemas que tienen origen en el útero son una de las causas más frecuentes.

Por: El Espectador de Caracas con información de CaraotaDigital

No solo porque puede dificultar o impedir un embarazo, sino también porque, una vez una vez logrado, si existen determinados problemas en este órgano, el probable que el embarazo se complique, explica el portal 20 Minutos.

Dentro del factor uterino, encontramos muchas causas o patologías concretas. Van desde malformaciones congénitas hasta tumoraciones o sinequias. Aquí te mostramos las más habituales.

Hay mujeres en las que el útero, durante su propio desarrollo embrionario, no se forma de manera correcta. Esto se debe a fallos en la formación de los conductos de Müller, que son los que dan lugar a las estructuras que forman el aparato reproductor femenino. Por eso, cuando una mujer presenta anomalías congénitas en esta zona se dice que tiene malformaciones Müllerianas. Dentro de estas malformaciones, según la clasificación de la web Reproducción asistida.org, encontramos:

Agenesia mülleriana. El útero no se llega a formar, y a veces tampoco las trompas de Falopio o el cérvix. Cuando esto ocurre, se denomina síndrome de Mayer-Rokitansky-Kuster-Hauser y, lógicamente, en este caso es imposible un embarazo, pues la mujer que lo padece ni siquiera llega a menstruar. Esta malformación representa entre el 5-10% del total.

Útero unicorne. Cuando solo se desarrolla uno de los conductos de Müller, el útero suele tener la mitad del tamaño normal y una sola trompa. Dentro de este tipo de útero encontramos varios: Sin cuerno rudimentario (solo hay un cuerno), con cuero rudimentario funcionante, con cuerno rudimentario no funcionante. Dependiendo del tipo de útero unicorne se producirá o no infertilidad. Y es que, aunque las mujeres con esta malformación sí pueden quedarse embarazadas, en muchos casos hay probabilidades de que el embarazo sea ectópico, haya abortos, partos prematuros y cesáreas. También puede tener lugar un embarazo sin complicaciones. Su prevalencia es del 20% dentro de las malformaciones uterinas. Las mujeres con esta malformación no suelen presentar síntomas, aunque corren un mayor riesgo de padecer endometriosis.

Útero bicorne. Si los conductos de Müller no se fusionan bien, puede aparecer lo que se conoce como un útero bicorne. Esto da lugar a dos cavidades uterinas simétricas y pequeñas que no se han desarrollado correctamente (útero bicorne completo) o a un útero en forma de corazón (útero bicorne parcial). En función de la gravedad de esta malformación será más o menos complicado conseguir un embarazo y mantenerlos, pues con esta malformación son más probables los partos prematuros, los abortos, los problemas durante el parto e incluso de malformaciones fetales.

Útero septado. Este tipo de útero se produce cuando, debido a un fallo en la reabsorción del tabique central que separaba los conductos de Müller, la cavidad uterina se encuentra separada por un tabique o septo. Si este tabique llega hasta la mitad del espacio uterino se denomina septo parcial, y si se prolonga hasta el cérvix, septo completo. Si el tabique es muy pequeño se denomina arcuato, pero este tipo suele dar pocos problemas y se considera una variante del útero normal. El septado es la malformación mülleriana más frecuente (representa el 55% de los casos) y se asocia a abortos de repetición, pues el riesgo de aborto con un útero septado es del 60%, según se afirma en Reproducción asistidfa.org. Si el embarazo sigue adelante, el riesgo de parto prematuro también es elevado, de hasta el 33%. La buena noticia es que en muchos casos puede operarse.

Útero didelfo. Se conoce también como útero doble porque se produce cuando los conductos de Müller se desarrollan, pero no se fusionan. Esto da lugar a dos cavidades uterinas independientes, con dos cuellos uterinos (unicollis) y, a veces, también dos vaginas (bicollis). En este caso, la fertilidad de la mujer no se ve perjudicada, pero sí pueden darse más casos de abortos de repetición, partos prematuros, complicaciones en el parto, etc. Representa el 5% de las malformaciones del útero.

Nivel endometrio

El endometrio es el recubrimiento interno del útero, en el que se produce la implantación del embrión en caso de embarazo y que se deprende durante la menstruación si no hay embarazo. Si hay problemas en este tejido, el embarazo puede no llegar a producirse o terminar en los primeros estadios. Los problemas más frecuentes en el endometrio son:

Endometriosis. Se produce cuando el endometrio crece fuera del útero. Puede causar problemas de fertilidad, además de muchas molestias, como un gran dolor durante la menstruación. Se calcula que afecta el 15% de las mujeres. Si se consigue el embarazo, no suele ser problemas durante la gestación.

Endometritis. Inflamación del endometrio debida casi siempre a infecciones víricas o bacterianas.

Atrofia. El útero no se engrosa correctamente durante el ciclo, es muy fino y dificulta que el embrión pueda implantarse. Puede deberse a la falta de estrógenos.

Hiperplasia. Es lo contrario de lo anterior, es decir que, debido a un exceso de estrógenos, el endometrio es demasiado grueso y dificulta igualmente la implantación del óvulo.

Tumoraciones

Aunque son benignas, las tumoraciones en el útero pueden impedir un embarazo o complicarlo. Las más habituales son:

Miomas: Se forman en el miometrio (tejido muscular) y pueden dificultar el embarazo o provocar abortos de repetición por fallos de implantación. Si es de gran tamaño, también podría afectar al desarrollo del feto, provocar que esté en mala posición o dificultar un parto vaginal.

Adenomiosis. El tejido del endometrio invade el interior del miometrio dificultando la implantación, pero el embarazo puede desarrollarse sin complicaciones.

Pólipos. Se forman cuando el tejido endometrial sobresale en la cavidad uterina, lo que puede, por un lado, puede impedir una correcta implantación del embrión y, por otra, provocar abortos espontáneos.

Las sinequias son lesiones que se acumulan en forma de adherencias en el útero y alteran su morfología. Cuando estas se producen se conoce con el nombre de síndrome de Asherman y pueden dificultar, tanto que se producto un embarazo como el desarrollo normal de este. Se trata de una malformación adquirida que puede tener varias causas, como un legrado que ha dejado cicatrices, la extirpación de un mioma o una cesárea. La buena noticia es que en muchos se pueden operar.

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