Hace poco más de un mes, usted presidente Nicolás Maduro efectuó una gira de 12 días por seis países de África, Europa y Asia buscando inversiones para Venezuela, especialmente en materia de hidrocarburos (gas, petróleo, petroquímica, refinación), producción de alimentos y turismo.
El Universal / @griseldareyesq
Entonces sostuvo contactos con sus homólogos de Turquía, Argelia, Irán, Kuwait, Qatar y Azerbaiyán; encuentros que creo oportunos porque buscan la apertura económica de Venezuela, vista la actual imposibilidad técnica y financiera de PDVSA de levantar la producción y, en consecuencia, de reportar ingresos para el fisco.
Entiendo perfectamente que el deterioro de PDVSA no comenzó con las sanciones impuestas por Estados Unidos desde 2019, sino con la administración anterior, justo a partir del momento en que su personal altamente cualificado fue despedido por razones políticas. Desde entonces la otrora poderosa empresa petrolera dejó de invertir en su negocio nato, para financiar el proyecto revolucionario y asegurarse solidaridades automáticas en la comunidad internacional.
Está bien que desde el Ejecutivo se intente ahora atraer inversiones extranjeras, porque las sanciones sólo han agravado la crisis. Sin embargo, señor Nicolás Maduro, estas no pueden seguir siendo usadas como excusa para no actuar y gestionar soluciones a los miles de problemas que aquejan a los venezolanos.
Hoy, como ciudadana de este país le pregunto ¿Cuándo propiciará discusiones con los sectores que hacemos vida aquí? ¿Cuándo, presidente escuchará a los venezolanos? ¿Cuándo se sentará a un diálogo interno con el país? ¿Cuándo comenzará a resolver los problemas que aquejan a la población? Ya usted tiene poco más de 9 años ocupando un cargo público del que los venezolanos aspiramos y merecemos más.
Como Jefe de Estado usted tiene la obligación de hacer cumplir la Constitución y las leyes, y dirigir el gobierno. Pero también le corresponde dialogar con todos los venezolanos, aun cuando no estemos de acuerdo con su gestión porque usted es el Presidente de casi 30 millones de venezolanos, no solo de cinco o seis millones que lo apoyan electoralmente.
Le propongo presidente Maduro, que inicie una ronda de conversaciones con los actores que hacemos vida en el país: económico, social, humanitario, gremios profesionales, organizaciones políticas. Todos formamos parte de Venezuela y tenemos muchos planteamientos que hacer.
Insisto, cada esfuerzo internacional que se haga para capitalizar inversiones en Venezuela está bien, siempre y cuando estas se ciñan a la legislación nacional; se hagan en total transparencia; se informe a los venezolanos la naturaleza de los acuerdos suscritos, los montos acordados, las inversiones a efectuarse, los montos asignados, los trabajos ejecutados. En tres palabras: rendición de cuentas.
Quiero verlo, señor Maduro, haciendo el mismo esfuerzo para sentarse a escuchar a todas las voces del país y no solo a un grupo político.
Hoy, presidente Maduro, le pido que gire la mirada hacia Venezuela y, con voluntad real, empiece a resolver los problemas que tenemos, que son muchos. Sólo basta con mirar el calamitoso estado en que se encuentran los servicios públicos y el paupérrimo salario mensual que perciben los trabajadores y pensionados del país, para darse cuenta del bochornoso desempeño de su gestión. Sortear los efectos de las sanciones económicas que EE.UU impuso a PDVSA pasa por involucrar a quienes hacemos vida aquí.
Yo también quiero que se ponga fin a las sanciones, porque tal decisión nos abriría las puertas a nuevas posibilidades de inversión en diversas áreas, pero fundamentalmente coadyuvaría al incremento de la producción de crudos, hoy estancada. Hay una crisis energética derivada de la invasión rusa a Ucrania, que está generando un impacto positivo en los países productores de petróleo, del cual está excluida Venezuela. Además, el inesperado acercamiento entre su gobierno y el de Estados Unidos, puede resultar en una relación ganar – ganar.
Pero finalmente quiero, señor Presidente, que usted rinda cuentas de los ingresos y egresos del país, que haya transparencia en el manejo de la cosa pública. ¿Es mucho pedir? Así lo obliga la propia Constitución.
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