En enero de 2017, Nico Almagro se retiró a la media hora de su encuentro de primera ronda contra Jeremy Chardy en el Abierto de Australia. Se le acusó de hacerlo para llevarse los 50.000 euros del premio, ante lo que exclamó: «Tengo diez millones en la cuenta, no me hace falta el dinero».
Para acabar con este tipo de especulaciones y acusaciones, los Grand Slams establecieron una nueva regla a partir de noviembre de ese mismo año: los tenistas que se borraran del torneo antes de que este empezara se llevan el 50 % del ‘prize money’, con el otro 50 % dirigido hacia el que les sustituya en el cuadro.
Esto explica en parte por qué ya no se dan tantas retiradas en primera ronda y por qué los tenistas prefieren bajarse de los Grand Slams en los días previos antes que poner su físico y su reputación en riesgo por saltar a las pistas sin estar al 100 %.
Este lunes, en la primera jornada de Wimbledon, en los 63 partidos que se completaron -uno se tuvo que suspender por la falta de luz- no hubo ni una sola retirada. Sí hubo atenciones médicas, como la que recibió Matteo Berrettini en su duelo contra Marton Fucsovics, pero ninguna retirada en mitad del partido.
Sin embargo, a falta de que se complete este martes la primera ronda completa de los cuadros masculino y femenino, el número de bajas sí es significativo. Ocho tenistas se han retirado desde la semana pasada antes de que arrancaran sus encuentros.
En cuanto a los chicos, se han bajado Alejandro Davidovich, Pablo Carreño, Corentin Moutet, Dominik Koepfer y Andy Murray, que ha intentado hasta el último momento jugar el individual, pero finalmente solo podrá estar en el dobles junto a su hermano Jamie. En las chicas, se han caído Aryna Sabalenka, Victoria Azarenka y Ekaterina Alexandrova.
Para incentivar que los tenistas comuniquen con tiempo sus bajas, la regla introducida en 2017 estableció que los que comunicaran su baja después de las 12:00 del martes previo al inicio del torneo recibirían el 50 % del premio, es decir, 30.000 libras (35.000 euros).
Para ello, los Grand Slams, en su libro de reglas, requieren que el tenista esté en las instalaciones del torneo en el momento de la renuncia y que sea declarado «no apto para competir» por el director del torneo.
Además tiene que haber jugado en un torneo en los 21 días previos al inicio del Grand Slam y solo puede retirarse de esta forma en dos Grand Slams al año.
El tenista que le sustituya recibirá el 50 % del ‘prize money’.
De este modo se promueve la solidaridad, sobre todo hacia los tenistas que están más bajos en el ránking y a los que esos 35.000 euros les pueden hacer un año completo de viajes.
Los Grand Slams son, de largo, los torneos que más dinero reparten, además de cubrir alojamiento, transporte y manutención a los tenistas, que reciben en Wimbledon una asignación diaria para comida de 105 libras diarias.
Un tema sin resolver, eso sí, es el daño que hacen estas bajas a la estructura del cuadro, porque, por ejemplo, la renuncia de Sabalenka, actual número tres del mundo, abre las opciones por su horquilla.
Con información de EFE
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