La exposición a determinadas sustancias químicas que afectan al sistema endocrino, como las PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas) y los fenoles (incluido el bisfenol A o BPA) puede aumentar el riesgo de desarrollar tumores cancerosos, ya que un nuevo estudio ha encontrado niveles significativamente más elevados de estos tóxicos en mujeres con cáncer de mama, ovario, piel y útero.
Los resultados se han publicado en Journal of Exposure Science & Environmental Epidemiology y, aunque no demuestran que la exposición a dichas sustancias conduzca al diagnóstico de alguno de estos cánceres, sí constituyen un fuerte indicio de que pueden estar desempeñando un importante papel en estas enfermedades y, por lo tanto, debería analizarse en profundidad su potencial implicación.
El estudio ha sido realizado por investigadores de UC San Francisco (UCSF), Universidad del Sur de California (USC) y Universidad de Michigan que observaron que, especialmente en el caso de las mujeres, aquellas con una mayor exposición al PFDE –un compuesto de PFAS de cadena larga– tenían el doble de probabilidades de un diagnóstico previo de melanoma. Además, las mujeres con mayor exposición a otros dos compuestos de PFAS de cadena larga, PFNA y PFUA, tenían casi el doble de probabilidades de un diagnóstico previo de melanoma.
“Estos hallazgos resaltan la necesidad de considerar las PFAS y los fenoles como clases completas de factores de riesgo ambientales para el riesgo de cáncer en las mujeres”.
Los investigadores también encontraron un vínculo entre la PFNA y un diagnóstico previo de cáncer de útero; y las mujeres con mayor exposición a fenoles, como BPA (que se utiliza en los plásticos) y 2,5-diclorofenol (una sustancia química empleada en tintes y que se encuentra como subproducto en el tratamiento de aguas residuales), tenían mayores probabilidades de diagnósticos previos de cáncer de ovario.
Los PFAS persisten durante décadas en el medioambiente
Para llevar a cabo la investigación estos científicos utilizaron datos de muestras de sangre y orina de más de 10.000 personas que participaron en la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES), analizaron la exposición actual a fenoles y PFAS en relación con diagnósticos de cáncer previos y estudiaron las diferencias raciales/étnicas en estas asociaciones.
“Estos hallazgos resaltan la necesidad de considerar las PFAS y los fenoles como clases completas de factores de riesgo ambientales para el riesgo de cáncer en las mujeres”, ha declarado Max Aung, autor principal del estudio que realizó la investigación mientras estaba en el Programa de Salud Reproductiva y Medio Ambiente de la UCSF, y ahora es profesor asociado de salud ambiental en la Facultad de Medicina Keck de la USC.
Debido al amplio uso de productos como sartenes de teflón, ropa impermeable, alfombras y telas resistentes a las manchas y envases de alimentos las PFAS han contaminado el agua, los alimentos y a los seres humanos. A estas sustancias se las conoce también como “químicos eternos” porque son resistentes a la degradación y por ello duran décadas en el medioambiente. Las PFAS también permanecen el organismo de las personas desde varios meses hasta años.
“Estos químicos PFAS parecen alterar la función hormonal en las mujeres, que es un mecanismo potencial que aumenta las probabilidades de cánceres relacionados con las hormonas en las mujeres”, ha explicado Amber Cathey, autora principal del estudio y científica de la facultad de investigación de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Michigan.
El estudio ha permitido identificar diferencias raciales y ha mostrado que las asociaciones entre varias PFAS y los cánceres de ovario y útero se observaron sólo entre mujeres blancas, mientras que las asociaciones entre una PFAS denominada MPAH y un fenol llamado BPF y el cáncer de mama se observaron sólo entre mujeres no blancas.
Los investigadores dicen que la EPA (Environmental Protection Agency, o Agencia de Protección Medioambiental) debería regular las PFAS como una clase de sustancias químicas. “Dado que las PFAS constituyen miles de sustancias químicas, una forma de reducir la exposición es que la EPA regule las PFAS como una clase de sustancias químicas, en lugar de una a la vez”, ha señalado Tracey J. Woodruff, profesora de UCSF y directora del Programa de Salud Reproductiva y Medio Ambiente y director del Centro Earth de UCSF, que apoyó el estudio.
Con información de Web Consultas
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