22 de noviembre de 2024 5:15 AM

Machado: Petro es aliado de Maduro y no logrará quitarle las sanciones

La candidata a la primaria opositora, María Corina Machado, opinó sobre la Cumbre Internacional de Bogotá y las intenciones que tiene Gustavo Petro con Venezuela. La aspirante cree que nada ha cambiado en el país tras la reunión y que el país es un «hervidero» tanto en el sector civil como en el militar.

SEMANA: ¿qué pasó después de la conferencia internacional de Venezuela en Bogotá que organizó el gobierno de Gustavo Petro?

MARÍA CORINA MACHADO (M. C. M.): quedó igualito como estaba antes, igualito antes que después. Y no es algo que pueda sorprender a nadie. ¿Dónde están los incentivos hoy para que Nicolás Maduro y la tiranía cedan en aspectos que son relevantes para la transición en la democracia y acabar con la crisis humanitaria que vive el país? Lamentablemente ya son 15 iniciativas con distintas denominaciones (diálogos, negociaciones, cumbres, conferencias), y todas han terminado igual. Maduro lo que busca es ganar tiempo, lavarse la cara y conseguir plata. Y, al final, algo de esas cosas siempre consigue.

SEMANA: ¿qué pasó con la intermediación de Gustavo Petro?

M. C. M.: es una buena pregunta porque al final, ¿qué es lo que quiere cada una de las partes? Esa es la gran pregunta, ¿qué es lo que busca Gustavo Petro de su relación con Nicolás Maduro? ¿Y Maduro con Petro? Quizá lo del venezolano es más evidente, que Petro sea un agente para que le quiten todas las presiones internacionales, sanciones económicas, persecuciones, investigaciones judiciales, las restricciones al uso de los recursos del Estado venezolano, entre otros.

SEMANA: ¿y qué quiere Petro a cambio?

M. C. M.: es la gran pregunta. Uno de los intereses podría ser que Maduro intercediera frente al ELN para que se sumara a la ‘paz total’. ¿Pero puede Petro cumplirle a Maduro y lograr quitarle las sanciones? Y más aún, ¿quiere Maduro que el ELN suspenda sus actividades criminales y se sume a una política de paz? La respuesta en ambos casos es no.

SEMANA: ¿es decir, no ve futuro y resultados a esa relación?

M. C. M.: en este momento, no. Creo que la comunidad internacional debe atender lo que está pasando en Venezuela y observar bien, no en la superficie, no lo que el régimen y su aparato de propaganda pretenden transmitir, es una imagen muy distinta a la realidad venezolana.

SEMANA: ¿y cómo está Venezuela? En Colombia hablan de una mejoría.

M. C. M.: cada día que pasa este país va palo abajo, en términos de calidad de vida, servicios, expectativa de la sociedad. Venezuela se ha convertido en un hervidero. Cada día la tensión social es mayor. Eso está creando una energía, un caldo de cultivo tremendo en el país y se refleja también en las bases de las Fuerzas Armadas. Mientras esto ocurre, el régimen pretende vender una imagen de que el país va en proceso de normalización y no es así. Estamos frente a una oportunidad -puede ser la última para muchos venezolanos- en 2024, de lograr que los que se han ido regresen. Esta fuerza social que se está produciendo se está canalizando a través de la aspiración de un nuevo liderazgo político. Las elecciones primarias son un hito fundamental para construir esa fuerza, para construir un liderazgo robusto, confiable y que sirva de interlocutor frente a los actores internacionales de cara a una negociación seria con la tiranía. Por eso, no creo que antes de las primarias sea posible que el régimen ceda en absolutamente nada.

SEMANA: confiese: ¿usted confía en Gustavo Petro como intermediador?

M. C. M.: Gustavo Petro ha demostrado ser un aliado de Nicolás Maduro. Eso ha sido hasta ahora. Tendríamos que ver si a partir de este momento, hay evidencias de lo contrario. Por el bien de Colombia, es necesario que Maduro entienda que tanto Venezuela como el hemisferio occidental no van a aceptar que él niegue la opción o el compromiso electoral de 2024. El mundo no lo va a aceptar. Venezuela, tampoco. Lo que está ocurriendo en mi país es grande, quizá no es evidente, lo digo yo que estoy recorriendo el país de punta a punta. Llevo diez años con prohibición de salir del país y desde hace seis no me permiten montarme en un vuelo doméstico. El régimen les ha dicho a las aerolíneas comerciales privadas que si me montan en un avión les quitan la licencia. Yo recorro mi país manejando mi carro. Yo sé lo que está pasando. Hablo con los policías, los militares, trabajadores, transportistas, las amas de casa. Esto se está levantando de una manera inédita. En las concentraciones políticas que estamos realizando, que esperaban 200 personas, nos llegan 2.000, 3.000 ciudadanos, gente que va a pie, que camina dos y tres horas para llegar, incluso del chavismo. Lo que se está dando es una lucha espiritual entre el bien y el mal.

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