El presidente de Colombia, Gustavo Petro, acusó este 28 de junio a Rusia de «violar los protocolos de guerra» tras un ataque contra civiles en un restaurante en el este de Ucrania. El atentado dejó una decena de muertos y tres colombianos entre los heridos, incluido el escritor Héctor Abad Faciolince.

«Rusia atacó a tres civiles colombianos indefensos», denunció en Twitter el mandatario, quien hasta el momento se había abstenido de condenar la invasión de Ucrania.

Abad conversaba el martes en una pizzería de Kramatorsk con el excomisionado de paz Sergio Jaramillo, negociador en el proceso que condujo al desarme de la guerrilla FARC en 2017, y la periodista Catalina Gómez, cuando el establecimiento fue impactado por un misil.

En redes sociales los dos primeros informaron que resultaron heridos. Fotografías muestran al escritor con la ropa sucia y a Jaramillo con sangre en un brazo y una venda en una pierna.

También estaban junto a la escritora ucraniana Victoria Amelina. La escritora, según ellos, se encuentra en estado crítico por una lesión en el cráneo. «Probablemente por los vidrios y las vigas que volaron», dijeron.

Petro ordenó a la Cancillería entregar una nota diplomática de protesta a Rusia por el bombardeo. Además, aseguró que espera que los tres colombianos regresen al país sanos y salvos.

Abad y Jaramillo viajaron a Ucrania en medio de una campaña independiente para «expresar la solidaridad de América Latina frente a la bárbara e ilegal invasión rusa».

Gómez es corresponsal de diversos medios colombianos e internacionales como France 24.

Es la primera vez que Petro rechaza públicamente la avanzada militar del mandatario ruso Vladimir Putin. El presidente de Colombia se dice partidario de una solución pacífica al conflicto que se desató en febrero del año pasado. También se negó a enviar armas de apoyo a Ucrania.

Más temprano el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia comunicó su «más enérgica condena» al bombardeo, que acabó con la vida de siete adultos y tres menores de edad.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, negó este 28 de junio la participación de su país en el ataque. «Rusia no ataca infraestructuras civiles, ataca instalaciones ligadas de una manera u otra a infraestructuras militares», dijo.

El misil destruyó el restaurante, muy popular entre soldados, comunicadores y personal humanitario en esa ciudad ucraniana, el último gran centro urbano bajo control de Kiev en el este del país.

Antes de la guerra tenía unos 150.000 habitantes.

Las operaciones de rescate continúan en medio de los escombros, según socorristas.

Con información de AFP

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