Ese es el que deben plantearse los partidos políticos y los ciudadanos en atención a la participación en las elecciones nacionales respecto de quienes residen en el extranjero, así lo creo.
Desde el Consejo Nacional Electoral, no de ahora, desde años atrás, se ha desarrollado una campaña tendente a demeritar el voto como mecanismo de participación y ahora no será distinto. Así, a pesar de que la ley establece un registro electoral permanente, es lo cierto que, ni siquiera adentro de las fronteras venezolanas el mismo funciona y si lo hace, carece del impacto requerido.
A esa situación súmesele la circunstancia de las relaciones entre Venezuela y algunos países, pensemos por ejemplo Colombia y Estados Unidos.
En Colombia hay 3 millones de venezolanos, de los cuales 2 millones estarían aptos para votar. A la fecha sólo hay un consulado abierto en Cúcuta -que todavía no ha empezado a prestar servicios- y respecto de la embajada, el silencio es estruendoso. Así, de mantenerse esas condiciones y para el gobierno no hay incentivo alguno en variarlas, cerca de una tercera parte de los electores potenciales que fuera de las fronteras venezolanas se encuentran, no podrá votar.
Si vamos a los Estados Unidos, la situación es más complicada dada la circunstancia de no existir relaciones de ninguna índole entre ambos países. Allí, de no variar esa situación, por una parte y por la otra, de ocurrir pero no abrir los consulados, nadie votará.
Bajo esa premisa, grave error comete quien saque sus cuentas electorales teniendo como mercado potencial de sus votos, a quienes residimos en el extranjero.
Si es cierto como se afirma, que la mayoría de quienes fuera de Venezuela están, adversa la gestión del señor Maduro, este y quienes bien le sirven no facilitará que le pasen la respectiva factura, dada la naturaleza de la gestión política que se adelanta desde Caracas.
Lo expresado no implica, ni más faltaba, que quienes por distintas razones residimos fuera de las fronteras nacionales, renunciamos a ejercer nuestra ciudadania; por el contrario, de ser posible la reafirmamos cada día, pero también estamos conscientes de las trabas que al ejercicio de la misma se le colocan desde el alto poder y así como lo estamos nosotros, deberían estarlo quienes aspiran cambiar ese estado de cosas.
Gustenos o no, en la actual situación del país, las decisiones políticas están en manos de quienes residen en Venezuela y solo en las de ellos.
Quienes afuera estamos en los países con los que Venezuela no tiene relación -como Estados Unidos- o donde las hay pero, sin querer queriendo, la representación es ínfima o inexistente, a pesar del volúmen de connacionales que en el residen, estaremos impedidos de participar. Esa es una realidad, al día de hoy, indiscutible que obliga a quienes internamente se encuentran, a hacer la planificación respectiva.
Obvio es que lo descrito implica una violación de los derechos humanos de los afectados respecto de la cual, dado el estado de desinstitucionalizacion del país, no hay a donde recurrir, lamentablemente. Nos quedará esperar entonces que quienes puedan hacer lo necesario, cuando correspondan, lo hagan.
Gonzalo Oliveros Navarro
@barraplural
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