Panamá informa que los venezolanos que ingresaron por la selva del Darién podrán salir del país por vía aérea

Migración de Panamá informó este miércoles que todos los venezolanos que ingresaron por la selva del Darién, pueden salir del país por el Aeropuerto Internacional de Tocumen con ticket aéreo.

El Espectador de Caracas / AlbertoNews

Fabiola Zavarce, representante de la Asamblea Nacional Legitima de Venezuela en Panamá, detalló, además, que «quienes tengan cédula de identidad laminada no requieren salvoconducto».

El Gobierno de Estados Unidos lanzó la pasada semana un programa que da estatus legal por dos años a los venezolanos que llegan en avión y expulsará de manera inmediata a quienes crucen por tierra la frontera con México, como una medida para frenar la masiva oleada migratoria de esa nacionalidad en curso.

Dentro de este programa no están incluidos los que ingresen irregularmente por Panamá, es decir por el Darién, México y los que han sido deportados en los últimos cinco años.

EN LA SELVA LA INFORMACIÓN LLEGA COMO UN RUMOR

En Bajo Chiquito, la panameña localidad indígena a la que llegan exhaustos los migrantes tras atravesar el Tapón del Darién, la reciente noticia aún es un «rumor».

Va de boca en boca con acento venezolano: Estados Unidos cerró la frontera con México para los “chamos”. «¿Señorita, eso es verdad?, ¿Qué ha dicho el presidente Biden? ¿Ya no podemos pasar?», pregunta casi una decena de venezolanos a EFE.

Los rostros se desfiguraban y la ansiedad se dejaba ver con el temblor de las manos, mientras tartamudeando intentaban formular la pregunta que tanto pánico provoca: no saben si ha merecido la pena cruzar durante días el paso migratorio más peligroso del mundo.

No hay señal de telecomunicaciones en Bajo Chiquito, por tanto, no hay forma de verificar la noticia. El Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), la fuerza de seguridad militarizada especializada que custodia los límites de Panamá, no debe dar información.

Su función, que se extrapola de sus verdaderos deberes, es brindar protección y seguridad – un tipo de ayuda humanitaria – a los miles de migrantes irregulares que llegan diariamente destrozados de la jungla.

MIGRANTES HUYENDO DEL HAMBRE

A Bajo Chiquito, llegan una media 1.500 migrantes, diario, pero hay días que superan los 2.000, según cuenta a EFE el Senafront. En lo que va de año 187.644 transeúntes han atravesado la jungla, por cualquiera de sus dos rutas.

La mayoría (más del 70 %) son venezolanos, pero también hay procedentes de Haití, Bangladesh, India, Somalia, Colombia y hasta de Filipinas, según datos facilitados por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Esa cifra récord y elevadísima comparada con los años anteriores, ha llevado a las autoridades panameñas a solicitar formalmente ayuda a todo el continente.

Los migrantes arriban a ese pequeño pueblo sucios, mojados, temblando (de miedo y de fiebre), enfermos y desesperados, tras haber caminando entre dos días – los más rápidos – y seis días el Darién desde Colombia.

Su esperanza es llegar a EE.UU. para “trabajar” huyendo del “hambre que les mata” en Venezuela, país al que les «duele» ver sumido en una crisis sin luz al final del túnel, según reportan.

«Yo lo que quiero es salir ya», concluye Figueroa, decepcionado al renunciar a las esperanzas de una mejor calidad de vida.

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